Pekín nombró a Li Chenggang como su principal negociador comercial en plena guerra arancelaria con Washington. El movimiento indica una nueva postura más técnica y firme ante el conflicto que agita el comercio global.
16 de abril de 2025
Alejandro Cabrera
Un relevo clave en medio del conflicto
En medio de una escalada arancelaria que afecta a empresas y consumidores de ambos lados del Pacífico, el gobierno chino decidió reemplazar a su representante comercial principal. El elegido fue Li Chenggang, un funcionario con fuerte formación jurídica y experiencia diplomática, que asume con la misión de reencauzar las relaciones comerciales con Estados Unidos.
El cambio llega en un momento de alta tensión bilateral. Washington aplicó recientemente nuevos aranceles a productos chinos por encima del 100%, y Pekín respondió con medidas similares. El nombramiento de Li apunta a fortalecer la defensa china en un terreno cada vez más técnico, donde los detalles jurídicos y los tratados internacionales cobran relevancia.
Perfil de un negociador con experiencia
Li Chenggang es un experto en comercio internacional, con años de trayectoria en el Ministerio de Comercio de China y con paso por organismos multilaterales. Su designación sugiere que el gigante asiático quiere endurecer su postura, pero desde un enfoque más profesional, buscando mostrar al mundo que no se trata solo de una guerra de gestos, sino de reglas claras y fundamentos sólidos.
Su llegada también marca un contraste con los perfiles más políticos que caracterizaron las etapas anteriores del conflicto. Con él, China podría buscar apelar más a los foros internacionales y ganar legitimidad ante terceros países.
Una guerra comercial con impacto global
La disputa entre las dos principales economías del mundo no se limita a sus fronteras. Los aranceles cruzados ya afectan a las cadenas de suministro, encarecen productos clave y generan un clima de incertidumbre en los mercados financieros.
Además, varias naciones deben redefinir sus alianzas y estrategias frente a esta nueva guerra fría comercial. La Unión Europea, los países del Sudeste Asiático y América Latina siguen con atención cada movimiento de Washington y Pekín, sabiendo que sus decisiones impactarán en inversiones, exportaciones y crecimiento.
¿Cambio de rumbo o consolidación del conflicto?
El cambio de negociador en China podría implicar dos caminos. Por un lado, una mayor disposición a alcanzar acuerdos técnicos que descompriman la tensión. Por otro, una reafirmación de la confrontación, pero con mejores herramientas para sostenerla a nivel legal y diplomático.
En este contexto, todo dependerá también de cómo evolucione la estrategia de Estados Unidos, especialmente en un año donde el calendario electoral podría agitar aún más los ánimos en Washington.
Expectativas en torno al nuevo liderazgo
Los analistas coinciden en que el rol de Li Chenggang será decisivo para el futuro inmediato del comercio global. Su habilidad para manejar la presión externa y las demandas internas determinará si China logra frenar la ofensiva arancelaria o si se profundiza el conflicto.
En paralelo, se espera que fortalezca los lazos con otros socios estratégicos, como Rusia, Brasil e India, buscando consolidar un bloque que haga contrapeso al eje liderado por EE.UU.
La Revolución Francesa: ¿ingeniería social o clamor popular? Agustín Laje, visitante ilustre de Viktor Orbán e intelectual de "La Batalla Cultural" tiene un concepto bastante encaprichado de los sucesos históricos que según él llevaron al mundo al wokismo.
El expresidente estadounidense manifestó su respeto por el líder chino, aunque reconoció las dificultades de llegar a acuerdos bilaterales. La tensión comercial entre Washington y Beijing vuelve a escalar.
Seguidores de Evo Morales paralizan rutas en al menos 20 puntos del país. Reclaman su habilitación como candidato presidencial y exigen respuestas ante la crisis económica.
El Gobierno boliviano denunció al expresidente por instigar bloqueos y agitar protestas en medio de una crisis económica. Morales asegura que es víctima de persecución política.
El gobierno de Rodrigo Chaves levantará una prisión de máxima seguridad para 5.000 internos. El proyecto busca frenar la violencia carcelaria y el hacinamiento, siguiendo la lógica de control territorial usada en El Salvador.