Su nombre ya circulaba en los círculos judiciales y policiales como figura clave del narcotráfico argentino. Tras meses prófugo, apareció por su cuenta en Tribunales. Detrás, una trama de secuestro, venganza y lavado de dinero.
29 de mayo de 2025
Alejandro Cabrera
Entró caminando, con paso lento y sin esposas. Nadie lo capturó. Nadie lo redujo. Se presentó por voluntad propia ante el juez. Así, el empresario Gastón Tallone, considerado por los investigadores como uno de los engranajes principales del narcotráfico en Argentina, rompió el silencio que envolvía su nombre desde hacía meses.
Su entrega reabre un caso que había quedado entre sombras, cruzado por la sospecha, el dinero sucio y la violencia. Conectado a redes de lavado, cargamentos desaparecidos y figuras del mundo judicial, Tallone representa una nueva generación de narcos: traje, oficinas, negocios legales y un pie firme en el delito organizado.
Un empresario con olor a cocaína
Tallone no fue un improvisado. Desde hace años, su nombre estaba ligado a operaciones en Entre Ríos, Buenos Aires y Paraguay. Su fachada era prolija: inversiones, vínculos con el puerto, consultoras. Pero las escuchas, los movimientos bancarios y el testimonio de testigos lo ubicaban en un engranaje mayor.
El quiebre fue su secuestro. En medio de la noche, un grupo lo interceptó y pidió rescate. La familia pagó. Él no apareció. La hipótesis: se trató de un ajuste de cuentas. Robo de droga, deuda impaga o traición interna. Los investigadores hallaron ADN suyo en una casa de Benavídez, pero ni un rastro de su cuerpo.
La Justicia creyó que estaba muerto. Las redes narco no. Y con su aparición, toda la trama volvió a girar.
Lavado, silencio y poder en la sombra
La estructura que rodea a Tallone es más compleja que su figura. Lo vinculan con abogados de bandas pesadas, con tarjetas usadas por condenados por tráfico internacional, con sociedades anónimas que lavan millones en silencio. El dinero que no se ve, pero que mueve estructuras enteras.
Su entrega no fue casual. Fue táctica. Busca reducir daño, controlar el relato, y quizás frenar una escalada interna. Pero también reactiva causas dormidas, abre nuevas líneas de investigación y podría incomodar a nombres que aún no fueron expuestos.
En el entramado narco argentino, Tallone no es solo un sospechoso. Es un punto de conexión entre los viejos clanes de violencia explícita y las nuevas mafias de traje, Excel y contactos judiciales.
El abogado, que representa a las hijas de Diego Armando Maradona, además estableció que el jucio debería tener una “regresión técnica”.
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