BRICS 2025: expansión, ausencias y desafíos para emerger como potencia real

En Río de Janeiro se reunió la XVII cumbre del bloque BRICS, ahora con 11 miembros. Sin líderes clave presenciales, la cita se centró en comercio, multilateralismo y faros globales, pero enfrentó tensiones internas y dudas sobre su cohesión.

Mundo06 de julio de 2025Alejandro CabreraAlejandro Cabrera
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La XVII cumbre anual del BRICS arrancó este 6 y 7 de julio en Río de Janeiro, con Brasil como anfitrión. Se trató del primer encuentro desde que el bloque se expandió a 11 miembros al incorporar Indonesia, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita e Irán. Sin embargo, fue marcada por la ausencia de Xi Jinping y la participación virtual de Vladimir Putin, dos pilares originales, lo que reavivó dudas sobre la cohesión interna del grupo.

“BRICS es el heredero del Movimiento de Países No Alineados… con el multilateralismo bajo ataque, nuestra autonomía está nuevamente en jaque.” — Lula en su mensaje inicial, remarcando el giro del bloque hacia un liderazgo compartido del Sur Global.

En un contexto global tensionado por nuevas oleadas proteccionistas bajo la administración Trump, además del conflicto en Medio Oriente, los líderes del BRICS manifestaron preocupaciones comunes por el aumento de aranceles, la militarización de regiones como Gaza e Irán, y la necesidad de reformar instituciones como el Consejo de Seguridad de la ONU, el FMI y el Banco Mundial.

 
Expansión acelerada, pero ¿a qué costo?

La incorporación de nuevos miembros incrementó significativamente el peso demográfico y económico del bloque —ya representa más del 40 % del PIB y la población mundial— pero también generó fisuras ideológicas. El ingreso de países con sistemas autoritarios junto a democracias vulneró la claridad del mensaje estratégico.

Con Xi ausente por agenda inusual y Putin conectado desde Moscú, Brasil pudo enfocar la agenda en temas moderados: salud global, inteligencia artificial y energía limpia. Sin embargo, el consenso se tensionó al abordar temas críticos como la reforma del multilateralismo, donde algunos miembros impulsan posiciones más radicales.

 
Diplomacia tensa y ausencia simbólica

La histórica ausencia de Xi—su primera desde 2013—no pasó inadvertida. Rumores apuntan a un desaire diplomático tras diferencias entre Lula y la primera dama brasileña, pero también a reacomodamientos estratégicos. La virtualidad de Putin, por su parte, recuerda el peso que la CPI sigue ejerciendo sobre los viajes del presidente ruso.

“La retirada de las presencias más potentes profundiza la desigualdad de poder dentro del bloque”, advirtió una analista local, subrayando el desafío que enfrenta Brasil como nuevo líder en demostrar que puede contener un grupo tan dispar.
 
Mensajes globales: de Gaza al comercio

Entre las prioridades anunciadas, sobresalió la crítica a los ataques en Gaza e Irán, la defensa de un alto al fuego inmediato y el respaldo a la solución de dos Estados para Palestina. Además, los BRICS denunciaron la estrategia arancelaria de EE.UU. como una decisión proteccionista que pone en riesgo el comercio global.

Brasil particularmente defendió una postura equilibrada, rechazando en nombre de la región una confrontación abierta con Washington, pero sin renunciar al multilateralismo.

 
Obstáculos para un liderato conjunto

La ampliación y las tensiones internas evidencian que el BRICS corre dos carreras: una demográfica y otra ideológica. Mientras busca atraer a países del sur global para ganar representatividad, enfrenta desafíos en alinear visiones sobre defensa, comercio e integración financiera.

Asimismo, la discusión sobre uso de monedas locales, reforma global y desarrollo sostenible exige superar resistencias entre democracias del bloque y regímenes más autoritarios. Si no lo logra, corre el riesgo de consolidarse como una plataforma fragmentada en vez de una alternativa real al G7.

Claves del futuro a partir de Río
Reforma global centrada: insistencia en que el Consejo de Seguridad incluya a África, Asia y América Latina.
Fortalecimiento de mecanismos intra-BRICS: banca de desarrollo, comercio en monedas locales, cooperación científica energética.
Equilibrio diplomático: Brasil intenta liderar de forma pragmática mientras evita un choque directo con EE. UU.
Unidad en la diversidad: gestionar diferencias ideológicas sin licuar el propósito político ni dejar que el grupo se convierta en un bloque de oportunistas.


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