Un intenso ataque aéreo ruso alcanzó la capital ucraniana en la madrugada del 28 de julio, dejando al menos ocho personas heridas, entre ellas un niño de tres años. La detonación dañó ventanas y autos, aunque no provocó incendios.
Mundo28 de julio de 2025
Alejandra Larrea
Kiev vivió una madrugada tensa: explosiones rompieron la calma mientras las alarmas antiaéreas sonaban repetidamente. Aunque no hubo incendios, la onda expansiva impactó un edificio residencial en el distrito de Darnytskyi, dejando múltiples heridos y pánico en varios barrios.
Las autoridades locales confirmaron que un menor de tres años resultó afectado. La secuencia de ataques incluyó drones y misiles que también sobrevolaron zonas como Kropyvnytskyi, mostrándose como parte de una estrategia creciente de asedio aéreo.
El ataque ocurrió justo tras la medianoche, cuando una ola de drones y proyectiles cayó sobre la capital. Se reportaron al menos ocho personas heridas, entre ellas un niño pequeño. Cuatro de los heridos fueron hospitalizados, uno de ellos en estado grave, tras recibir metralla por la explosión.
La detonación afectó ventanas entre el sexto y el undécimo piso de una torre en Darnytskyi y también causó daños en varios autos cercanos. No se desató ningún fuego, lo que ayudó a evitar una tragedia mayor.
Al mismo tiempo, la ciudad de Kropyvnytskyi fue alcanzada por drones que dañaron una sala de conciertos, aunque no se informaron víctimas en ese lugar. Según los datos oficiales, al menos 324 drones y siete misiles fueron lanzados durante la noche, lo que generó extensas alertas antiaéreas en toda Ucrania y llevó a Polonia a desplegar cazas por temor a violaciones del espacio aéreo.
El ataque es parte de una escalada recurrente que sigue demostrando la capacidad de Rusia para proyectar violencia aérea sobre áreas civiles densamente pobladas. Kiev vuelve a ser blanco directo, y los daños materiales y humanos refuerzan el llamado de Ucrania y sus aliados a intensificar la defensa antiaérea y la presión internacional sobre Moscú. En un contexto de negociaciones y tensiones diplomáticas, los cielos ucranianos siguen siendo escenario de una guerra implacable.
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