Multitudinaria marcha de San Cayetano con reclamos sociales y tensiones políticas

Miles de personas participaron de la tradicional movilización en homenaje a San Cayetano, que este año estuvo marcada por pedidos de paz, pan, trabajo y libertad, junto a fuertes cuestionamientos al rumbo económico y social del país.

Política08 de agosto de 2025Alejandra LarreaAlejandra Larrea
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Multitudinaria marcha de San Cayetano.

La jornada de San Cayetano volvió a reunir a organizaciones sociales, sindicales y fieles en una procesión que partió desde el santuario en Liniers, avanzando hacia el centro porteño en un clima de fe y protesta. En medio de un contexto económico complejo, el evento se transformó en un escenario para expresar demandas políticas, con la participación de la CGT, las dos CTA y movimientos sociales que confluyeron bajo un mismo lema: la necesidad urgente de un cambio en las políticas públicas que afectan a los sectores más vulnerables.

Desde las primeras horas, largas filas de fieles se acercaron al templo para agradecer o pedir trabajo y salud, mientras grupos sindicales y militantes desplegaban banderas y pancartas con mensajes críticos hacia la situación actual. El calor de la multitud se mezcló con el sonido de bombos, cánticos y plegarias, creando una atmósfera en la que la devoción religiosa se unió con la protesta social.

El recorrido comenzó a media mañana con la salida de la imagen de San Cayetano, símbolo de la jornada, y la posterior partida de columnas que se fueron sumando desde distintos puntos del oeste del conurbano. La consigna de este año, “Pan, Paz, Tierra, Techo y Trabajo”, volvió a resonar con fuerza, pero esta vez acompañada de un marcado tono político que evidenció el malestar frente a la inflación, la pérdida de poder adquisitivo y el deterioro de los indicadores sociales.

Las organizaciones sindicales llevaron adelante un despliegue masivo, destacando la presencia de referentes que, micrófono en mano, llamaron a la unidad de los trabajadores frente a las políticas económicas que, según manifestaron, profundizan la precarización y el desempleo. Las dos CTA sumaron columnas nutridas, integradas por docentes, estatales, trabajadores de la salud y jubilados que reclamaron medidas urgentes para mejorar salarios y pensiones.

En el marco de la marcha, se hicieron visibles reclamos por la defensa de la producción nacional, la protección de las pymes y la preservación de los derechos laborales. Los discursos en los puntos de concentración incluyeron críticas a la falta de diálogo entre el gobierno y las centrales obreras, así como a la ausencia de políticas activas para frenar la recesión.

El carácter político de la movilización no eclipsó el sentido religioso del evento. Dentro del santuario, los fieles continuaban ingresando para acercar sus ofrendas y prender velas, mientras sacerdotes ofrecían misas y bendiciones. Afuera, las calles se convirtieron en una mezcla de procesión y acto, con columnas que avanzaban al ritmo de tambores y al grito de consignas que interpelaban directamente a las autoridades.

Este año, el contexto de tensión social le dio un matiz particular a la fecha, convirtiéndola en un termómetro del clima político. La confluencia de actores diversos —desde feligreses y familias hasta dirigentes sindicales y militantes de base— evidenció que San Cayetano no solo es una fecha de devoción, sino también una oportunidad para visibilizar problemáticas que atraviesan a millones de argentinos.

La movilización concluyó pasado el mediodía en las inmediaciones de Plaza de Mayo, donde se realizaron actos y se leyó un documento conjunto en el que se reclamó la implementación de medidas concretas para garantizar trabajo digno, acceso a la vivienda y protección social. El texto también incluyó un llamado a la paz social, instando a dejar de lado la confrontación política para priorizar la atención de las necesidades más urgentes de la población.

La jornada dejó postales de multitud, fervor y compromiso. La imagen de San Cayetano, llevada en andas y rodeada de flores, fue el centro de una marcha que unió la fe con la lucha por los derechos. Entre banderas, bombos y plegarias, la procesión recordó que, en tiempos de crisis, la fe y la movilización social pueden caminar juntas hacia un reclamo común.

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