La víctima fue golpeada hasta quedar inconsciente por un grupo de agresores que, según testigos, gritaban “hay que matarlo”. El hecho ocurrió en plena calle y generó indignación por la pasividad de los efectivos presentes.
Policiales20 de agosto de 2025
Alejandra Larrea
Puerto Deseado, en la provincia de Santa Cruz, se convirtió en epicentro de un episodio de extrema violencia que conmocionó a la comunidad. Un contratista fue atacado salvajemente por una patota en la vía pública, hasta quedar en coma, mientras varios policías presenciaban la escena sin intervenir de manera inmediata.
La frase que repitieron los agresores —“hay que matarlo”— quedó grabada en los testimonios de quienes fueron testigos del hecho y encendió la indignación social frente a la pasividad de las fuerzas de seguridad.
El ataque ocurrió a plena luz del día en una zona céntrica de Puerto Deseado. La víctima, un contratista de obra reconocido en la localidad, fue rodeado por un grupo de al menos cinco personas que comenzaron a golpearlo con violencia. Los golpes se concentraron en la cabeza y el torso, dejándolo inconsciente en cuestión de minutos.
El contratista fue trasladado de urgencia al hospital de la ciudad, donde permanece en coma inducido y con pronóstico reservado. El parte médico confirmó lesiones graves en la cabeza, además de fracturas múltiples y un cuadro crítico que mantiene en vilo a familiares y allegados.
La presencia de efectivos policiales en la escena abrió un fuerte cuestionamiento social. Testigos aseguraron que los uniformados observaron la golpiza sin intervenir de manera inmediata, lo que alimentó el enojo y el reclamo de justicia. Vecinos de la ciudad ya comenzaron a organizar movilizaciones para exigir respuestas y sanciones.
La fiscalía de Puerto Deseado inició una investigación de oficio y ordenó el relevamiento de cámaras de seguridad de la zona. Según fuentes judiciales, ya fueron identificados algunos de los agresores y se esperan detenciones en las próximas horas.
La brutalidad del hecho despertó repudio de distintos sectores de la sociedad civil. Asociaciones locales señalaron que el caso refleja un deterioro en la seguridad pública y denunciaron la falta de reacción policial como un agravante que no puede quedar impune.
En paralelo, la noticia escaló a nivel provincial y reavivó el debate sobre la violencia callejera y el rol de las fuerzas de seguridad. En redes sociales, la consigna “Justicia en Puerto Deseado” se volvió tendencia, mostrando la magnitud del impacto del caso en la opinión pública.
El hecho dejó un clima de conmoción en la ciudad, con vecinos que afirman sentirse desprotegidos. La familia de la víctima, en tanto, se mantiene a la espera de novedades médicas y judiciales, mientras crece la presión para que los responsables reciban condenas ejemplares.
Puerto Deseado amaneció conmovida por una escena de violencia extrema que expuso no solo la brutalidad de una patota, sino también la pasividad policial. La vida del contratista se debate hoy en una sala de terapia intensiva, mientras la sociedad exige justicia y respuestas urgentes.
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