El gigante que se quebró por dentro

Juan Martín del Potro confesó el calvario físico y emocional que lo obligó a dejar el tenis. Más de cien tratamientos y una vida marcada por el dolor constante.

Deporte31 de julio de 2025Alejandra LarreaAlejandra Larrea
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Juan Martín del Potro.

El campeón argentino que supo conquistar al mundo desde Nueva York en 2009 rompió el silencio con una confesión brutal: su retiro del tenis no fue una elección, sino una rendición ante el sufrimiento. La Torre de Tandil, símbolo de potencia y templanza, se sinceró sobre el deterioro físico que lo persigue desde hace años y que lo dejó fuera de las canchas sin remedio posible.

El problema no fue una sola lesión. Fue una sucesión interminable de operaciones, infiltraciones, tratamientos experimentales, rehabilitaciones y frustraciones. Desde que se lesionó la rodilla derecha en 2019, su vida se convirtió en un periplo médico sin fin. Ocho cirugías después, no hay alivio. A pesar de recurrir a especialistas en distintas partes del mundo y probar todas las técnicas posibles, su cuerpo nunca volvió a ser el mismo.

Del Potro habló con crudeza: contó que llegó a recibir más de cien infiltraciones, que quemaron nervios y bloquearon tendones. Los intentos por mitigar el dolor incluyeron métodos invasivos que nunca lograron su objetivo. Hoy, subir una escalera le resulta un desafío. Manejar más de un par de horas también. Ya no puede hacer deporte, y a veces ni siquiera puede caminar sin detenerse.

Pero el golpe más profundo no es físico. El desgaste emocional, el insomnio, la ansiedad y la depresión se volvieron parte de su cotidianidad. Admitió que llora, que no duerme, que muchas veces siente que no puede más. Y ese reconocimiento, tan humano como crudo, muestra el otro costado del ídolo: el que pelea ahora por una vida en paz.

Su último partido oficial fue en febrero de 2022, en Buenos Aires, frente a Novak Djokovic. Aquel encuentro fue una despedida más que un regreso. Aunque él aún soñaba con volver, su cuerpo le dijo basta. Desde entonces, intentó un cierre simbólico en una exhibición a fin de ese año, también junto a Djokovic. Fue su forma de decir adiós sin aplausos forzados, sino con gratitud y entereza.

Ya no piensa en regresar al tenis. Su único objetivo hoy es vivir sin dolor. Algunos médicos le sugirieron una prótesis de rodilla, pero por ahora lo descarta. Tiene apenas 36 años y aún conserva la esperanza de que exista una alternativa mejor. Mientras tanto, su vida transcurre en la intimidad, lejos de los flashes, buscando una rutina que no dependa de medicamentos ni intervenciones quirúrgicas.

Juan Martín del Potro fue uno de los más grandes tenistas argentinos de la historia. Ganó torneos, levantó la Copa Davis, emocionó al mundo con su potencia y su garra. Pero su legado no termina en una vitrina. Está en la manera en que enfrentó el dolor, en su sinceridad, en su ejemplo. Se despidió como se vivió: de frente, con dignidad, y dejando una huella que va mucho más allá del deporte.

Del Potro ya no busca títulos ni récords. Solo quiere caminar sin dolor. En su adiós más sincero, el tenista reveló la lucha silenciosa que lo acompañó durante años. Y aunque dejó la raqueta, sigue siendo un símbolo de fortaleza. No por lo que ganó, sino por cómo enfrentó lo que perdió.

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