Un pato se convierte en centro de una polémica en Mendoza: denuncian agresiones a mascotas

Vecinos de la ciudad denunciaron a Juan, un pato mascota de una florería, por supuestos ataques a perros y gatos. Su dueña y un abogado buscan revertir su alejamiento del centro mendocino.

Curiosidades06 de agosto de 2025Alejandra LarreaAlejandra Larrea
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Un pato polémico.

En el microcentro de Mendoza, Juan el pato se transformó en protagonista de una disputa insólita. Adoptado por una florista que lo llevaba todos los días al frente de su comercio, se ganó el cariño de vecinos y turistas. Sin embargo, acusaciones por agresiones a otras mascotas lo llevaron a ser retirado de su hábitat público, generando una fuerte reacción social y una batalla legal por su regreso.

Desde que llegó, Juan se convirtió en un atractivo local, presente en cada rincón del centro mendocino. Su presencia generaba sonrisas hasta que comenzaron a surgir denuncias por episodios con perros salchicha y gatos ocasionales. Según los vecinos, en varias oportunidades habría mordido o ahuyentado a otras mascotas que paseaban por la zona.

Tensión entre convivencia urbana y afecto colectivo

La Municipalidad de Mendoza intervino tras recibir reclamos, alegando que el centro de la ciudad no era lugar para tener un ave suelta sin supervisión. Se argumentó que debía garantizarse el uso adecuado del espacio público y preservar el bienestar del animal. Como resultado, Juan fue trasladado a un corral en un lote familiar en Maipú, lo que despertó protestas vecinales y hasta una pequeña campaña de firmas en su favor.

Para muchos habitantes, la decisión fue injusta. Firmas, mensajes y llamados a la comuna destacaron el vínculo afectivo que se generó con Juan. La florería, su reconocida 'madre' adoptiva, pidió que se le permita volver al frente del negocio, donde supuestamente no generaba conflictos y convivía pacíficamente con otros animales y transeúntes.

La defensa jurídica y la disputa por volver al centro

La defensa del pato ahora tomó sabor político: un abogado penalista especializado en derechos de los animales presentó un recurso para permitirle a Juan regresar a su lugar original. La pretensión es que se reconozca su rol simbólico y cultural, y que se encuentre una forma de mantenerlo en el centro sin restringir ni generar riesgos.

Desde la florería, aseguran que Juan se encuentra triste y desorientado. Extraña la calle, el movimiento y el contacto con personas que antes lo saludaban. Para ellos, el traslado provisional no solo afecta al animal, sino tambiéna la identidad que él generó como mascota urbana.

El debate sobre animales en espacios públicos

Este caso puso sobre la mesa un debate en torno a la presencia de animales fuera de su entorno natural en zonas urbanas. Mientras algunos consideran a Juan un estorbo o potencial peligro para otras mascotas, otros lo defienden como un integrante de la comunidad. En medio de todo esto, la florista sostiene que hasta colaboraba con la vigilancia del barrio y que jamás hubo denuncias anteriores por agresiones reales.

Así, la polémica expone tensiones entre convivencia urbana segura, salud veterinaria, expectativas vecinales y el derecho de los animales a formar parte de la vida pública de modo positivo.

Perspectivas próximas

La Municipalidad tiene ahora la decisión más difícil: aceptar la reversión del retiro del pato si se proponen garantías sanitarias y de supervisión, o mantener la medida para evitar posibles conflictos. Todo esto ocurre en medio de una atención mediática que elevó a Juan a ícono local de sorpresa, humor y compromiso ciudadano.

Por otra parte, el abogado defensor busca convertir el caso en un precedente sobre tenencia responsable y regulación de animales poco convencionales en espacios compartidos. Si obtienen un fallo favorable, podría abrirse un canal para que Juan vuelva bajo condiciones controladas.

En síntesis, el caso de Juan, el pato adoptado por una florista en el centro de Mendoza, desafía las ideas sobre regulación pública, afecto familiar urbano y derechos de los animales. Lo que parece una polémica excéntrica guarda en sí misma un debate sobre convivencia, símbolo local y la justicia que debe aplicarse también a seres inesperados.

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