Silencio en Tucumán: el hallazgo que estremeció al barrio Ampliación Olleros

Yuliana Borges, de 18 años, fue encontrada muerta en su habitación luego de haber denunciado a su tío por abuso sexual. Su muerte, inicialmente investigada como violenta, fue confirmada como un suicidio, aunque el reclamo de justicia de su madre no deja de resonar.

Policiales11 de agosto de 2025Alejandra LarreaAlejandra Larrea
ChatGPT Image 11 ago 2025, 01_00_07 p.m.
No la escucharon.

La comunidad de Ampliación Olleros, en San Miguel de Tucumán, quedó conmocionada al conocer el trágico desenlace de Yuliana Borges. La joven de 18 años había denunciado tiempo atrás a su propio tío por abuso sexual, en un reclamo que su madre elevó públicamente y que no encontró una respuesta judicial efectiva. Esta situación de vulnerabilidad terminó en una escena desgarradora: el cuerpo sin vida de Yuliana fue hallado por su madre en su propia habitación.

La noticia, que despertó consternación, reabrió el doloroso debate sobre la protección de las víctimas, el acompañamiento familiar y la demora institucional que en ocasiones agrava la situación. Los detalles del caso se fueron conociendo con lenta precisión: la medicina forense estableció que la causa de la muerte fue asfixia mecánica, sin signos de defensa, un marco técnico que contrastaba con el reclamo desesperado de una familia puesta de rodillas por la desesperación.

Dos meses antes del fatal desenlace, Mabel Morán, la mamá de Yuliana, había recurrido a las redes sociales para denunciar que su hija estaba siendo abusada por su propio hermano. Denunció que la justicia no había actuado como correspondía, que existía una orden de restricción que no se cumplía, mientras ella y sus hijos vivían bajo amenazas constantes. Relató que su hija debía recurrir a terapia y medicación para dormir, y lanzó un pedido angustiado por justicia y protección.

El día del hallazgo, la madre la encontró colgada de un cable en su habitación. Llamó de inmediato al servicio de emergencias, y las primeras versiones apuntaron a golpes visibles. Sin embargo, las pericias médicas posterior establecieron que la muerte fue autoinfligida, descartando la intervención de terceros y sin evidencias de agresión. Aun así, el caso dejó abierta la inquietante pregunta sobre si la presión psicológica y la ausencia de contención fueron el catalizador final de esta tragedia.

Desde aquel momento, la reacción de familiares, vecinos y usuarios en redes sociales fue inmediata: expresaron dolor, indignación y pidieron justicia por Yuliana. Muchos afirmaron que "no pudo soportar más", y reivindicaron el reclamo de quienes buscaban que el agresor afrontara la ley. El acusado, por el momento, no está detenido ni enfrenta un proceso activo, lo que alimenta el sentir de impunidad, angustia y desprotección de la familia.

Aún debajo del eje técnico del informe forense, el expediente judicial contempla los antecedentes de violencia denunciados por la madre, lo que abre camino a una investigación más amplia sobre el entorno familiar y el cumplimiento efectivo de las medidas legales. El caso expone, una vez más, la urgencia de fortalecer los mecanismos de atención a víctimas y testigos, y de garantizar un entramado institucional sensible y eficaz.

Este caso no es solo una tragedia personal: es un llamado urgente a repensar cómo responde el sistema cuando desde adentro de una familia se reclama ayuda y protección. Yuliana Borges no resistió más. Existe una deuda profunda con quienes sufren abuso y violencia, que va más allá del acto judicial: exige contención, prevención real y sanciones que trasciendan el dolor. Su memoria debe convertirse en un impuso para que ninguna muerte como esta vuelva a repetirse, y para que nadie más tenga que sentir que denunciar es el preámbulo de lo irreversible.

 
 

Te puede interesar
Lo más visto