Trump endurece el acceso de turistas y deportistas: incertidumbre global de cara al Mundial

Estados Unidos impuso nuevas y estrictas medidas migratorias que amenazan con afectar la llegada de visitantes para eventos internacionales clave. Las tensiones se disparan en plena cuenta regresiva para el Mundial de Clubes 2025 y el Mundial de 2026.

Mundo08 de mayo de 2025Alejandro CabreraAlejandro Cabrera
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Restricciones inesperadas en el corazón del deporte global

Cuando el mundo esperaba que Estados Unidos se transformara en la gran vidriera del deporte internacional con el Mundial de Clubes 2025 y la Copa Mundial de la FIFA 2026, un giro político encendió todas las alarmas. La administración de Donald Trump, fiel a su estilo confrontativo y orientado hacia políticas migratorias restrictivas, anunció un endurecimiento drástico en los requisitos para el ingreso de turistas y extranjeros.

El impacto inmediato de esta decisión se sintió en todo el planeta. Las nuevas disposiciones, enmarcadas en una orden ejecutiva que busca reforzar la "seguridad nacional", no solo apuntan a migrantes irregulares o potenciales riesgos para el país. Por el contrario, afectan directamente a aficionados, deportistas, entrenadores, dirigentes y cuerpos técnicos que planeaban arribar en los próximos meses.

El mensaje de Trump fue claro: "Estados Unidos no será un hotel global ni un refugio para potenciales amenazas". La frase, en medio de un discurso cargado de nacionalismo, resonó con fuerza y dejó en claro que no habrá excepciones fáciles, ni siquiera para las celebraciones deportivas más relevantes.

Los eventos deportivos, rehenes de la política migratoria

El efecto dominó de esta política se hizo sentir de inmediato. Las federaciones deportivas de distintos países comenzaron a plantear su preocupación sobre las trabas que podrían enfrentar para ingresar al territorio norteamericano.

Las dudas no son menores. Por un lado, las selecciones nacionales de distintos continentes temen que algunos de sus jugadores sean rechazados por provenir de naciones incluidas en listas de riesgo o de países con relaciones tensas con Estados Unidos. Por otro, los fanáticos que ya habían adquirido entradas para los partidos ahora observan con temor si podrán siquiera abordar un avión.

Un caso que ilustra la gravedad del asunto es el del delantero iraní Mehdi Taremi, uno de los futbolistas estrella del Inter de Milán. Su posible exclusión del torneo por motivos migratorios no solo genera controversia deportiva, sino que también amenaza con escalar a un conflicto diplomático.

La rigidez de las nuevas normativas ha generado desconcierto incluso dentro de las organizaciones que deben garantizar la organización de los torneos. En una reciente reunión con la FIFA, Trump intentó bajar el tono, aunque su vicepresidente, JD Vance, fue contundente: "Todos deberán dejar el país inmediatamente después del evento". La frase sembró aún más dudas sobre la flexibilidad del gobierno para manejar situaciones excepcionales.

Tensión diplomática y riesgo económico para Estados Unidos

La respuesta internacional no se hizo esperar. Gobiernos de distintas regiones expresaron su malestar por las restricciones impuestas. La política migratoria de Trump amenaza con complicar las relaciones bilaterales en momentos clave y podría transformar lo que debería ser una fiesta global en un escenario de tensiones diplomáticas.

Además, la movida podría tener consecuencias severas en la economía estadounidense. El turismo deportivo es uno de los motores que se esperaban para impulsar las ciudades sede del Mundial 2026. Restaurantes, hoteles, transporte y comercio minorista se preparaban para recibir a millones de visitantes. Con las nuevas reglas, ese flujo de dinero corre serio peligro.

Empresas patrocinadoras y organizadores han comenzado a manifestar su inquietud. La incertidumbre sobre si el evento podrá contar con la participación plena de equipos y aficionados podría minar el atractivo del Mundial, desincentivar inversiones y empañar la imagen de Estados Unidos como anfitrión de eventos globales.

El deporte en la encrucijada de la política

La decisión de Trump de endurecer el acceso de extranjeros para preservar, según sus palabras, "la seguridad y la identidad nacional", no es nueva en su ideario. Durante su primer mandato, medidas similares despertaron críticas por su impacto en estudiantes, trabajadores temporales y refugiados. Esta vez, sin embargo, el impacto es aún más global.

El deporte, que suele ser territorio de acuerdos, integración y respeto por las reglas universales, se convierte en un campo de batalla más para las disputas geopolíticas. El riesgo es que se afecte no solo la organización de los campeonatos, sino el propio espíritu de competencia que trasciende fronteras.

A medida que se acerca el inicio del Mundial de Clubes 2025, los interrogantes se multiplican. ¿Se permitirá la entrada a todas las delegaciones? ¿Se flexibilizarán los criterios para deportistas? ¿Podrán los hinchas llegar sin obstáculos?

En Washington, la respuesta oficial por ahora es de firmeza. Para el gobierno republicano, las normas son claras y deben cumplirse. Para el resto del mundo, el deporte no debería ser rehén de agendas políticas internas.

Mientras tanto, las delegaciones deportivas y los países involucrados miran de reojo los movimientos en la Casa Blanca. La amenaza de que el mayor evento deportivo del planeta se desarrolle en un clima de exclusión empaña las expectativas. Y lo que debería ser una celebración corre el riesgo de transformarse en una postal del nuevo orden global que Trump pretende imponer.

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