Alerta sanitaria en Argentina: fentanilo contaminado provoca nueve muertes y expone fallas en la cadena farmacéutica

Un brote de infecciones letales ocurrido en el Hospital Italiano de La Plata, vinculado a un lote de fentanilo contaminado, dejó al menos nueve personas muertas y puso bajo la lupa a la industria farmacéutica argentina. El caso sacudió al sistema de salud y desnudó con crudeza las fallas en los controles, las negligencias empresariales y la fragilidad de los mecanismos regulatorios del país.

Mundo13 de mayo de 2025Alejandro CabreraAlejandro Cabrera
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Fentanilo

Un brote silencioso en terapia intensiva

El episodio comenzó con una serie de cuadros de neumonía grave en pacientes internados en terapia intensiva. Todos habían recibido dosis del mismo lote de fentanilo, un potente analgésico opioide utilizado en contextos de cuidados críticos. A los pocos días, las complicaciones comenzaron a multiplicarse: fiebre, hipotensión, shock séptico. Pronto, la tasa de mortalidad alcanzó el 50% de los casos.

Las investigaciones identificaron como origen del brote una contaminación bacteriana: Ralstonia pickettii y Klebsiella pneumoniae productora de metalobetalactamasa. Ambas bacterias son altamente resistentes a los antibióticos y letales en pacientes inmunodeprimidos. Las ampollas utilizadas pertenecían a un lote elaborado en diciembre del año pasado y con vencimiento en 2026, lo que sugiere una falla grave en la línea de producción.

 
Laboratorios en la mira

El producto involucrado había sido fabricado por Laboratorios Ramallo y comercializado por HLB Pharma Group. Tras el brote, ambos fueron suspendidos de forma inmediata. La investigación interna reveló una cadena de irregularidades: documentación incompleta, procesos no validados, utilización de envases plásticos no autorizados, y ausencia de controles microbiológicos básicos.

El caso no es aislado. HLB Pharma ya había sido cuestionado anteriormente por deficiencias en la producción de otros medicamentos críticos como la dopamina y el propofol. La empresa también estuvo envuelta en polémicas durante la distribución de vacunas durante la pandemia, lo que refuerza el patrón de improvisación y negligencia sistemática.

La permisividad de años anteriores permitió que laboratorios con antecedentes problemáticos continuaran operando con normalidad, hasta que una tragedia expuso las consecuencias.

 
Regulación débil, controles ausentes

Las autoridades sanitarias reaccionaron con velocidad, pero con evidente retraso. La ANMAT prohibió la comercialización de todos los productos de las empresas implicadas y anunció una auditoría profunda de sus instalaciones. También se prepara una denuncia penal contra los responsables por violación a la ley que regula la elaboración de medicamentos, cuya letra resulta contundente pero cuya aplicación efectiva parece haber quedado desdibujada.

El caso abre un debate urgente sobre el sistema de control estatal. ¿Quién audita a los laboratorios cuando no hay escándalo público? ¿Qué garantías existen sobre la trazabilidad de los medicamentos que se administran a los pacientes más vulnerables? La falta de fiscalización previa y el relajamiento de los estándares de producción quedaron al descubierto en toda su dimensión.

 
Fentanilo, un principio activo de riesgo

La elección del fentanilo como centro de esta tragedia no es menor. Se trata de una droga de altísima potencia y delicada manipulación, cuyo uso se ha multiplicado tanto en medicina como en el mercado ilegal. En Estados Unidos, el fentanilo es responsable de una verdadera epidemia de sobredosis. En Argentina, hasta ahora, no se había registrado un episodio de esta magnitud asociado a la producción farmacéutica.

El problema aquí no fue el abuso, sino la falla en la elaboración. Y eso lo vuelve aún más grave: no se trata de uso indebido, sino de un colapso en los procedimientos que deberían garantizar la esterilidad y seguridad del medicamento.

 
Consecuencias institucionales y éticas

El brote en La Plata no solo obliga a revisar los protocolos médicos, sino también la matriz de relaciones entre el Estado y los actores privados del sector salud. Los lazos entre laboratorios y funcionarios, la concentración de la producción de medicamentos críticos en pocas manos, y la subestimación del control sanitario como prioridad de política pública conforman un escenario de alta vulnerabilidad.

La salud pública no puede quedar supeditada al buen comportamiento empresarial ni a auditorías internas que nunca se hacen. Este caso demuestra que, cuando no hay vigilancia externa ni consecuencias reales, los errores se convierten en tragedias evitables.

 
Un caso testigo que exige respuestas

La muerte de nueve pacientes por fentanilo contaminado no puede quedar como una anécdota técnica. Es un caso testigo. Es el reflejo de un sistema que priorizó velocidad sobre seguridad, y rentabilidad sobre control.

La urgencia no es solo castigar a los culpables, sino reformar el modo en que se supervisa y regula la producción de medicamentos. Mientras tanto, los familiares de las víctimas cargan con un dolor doble: la pérdida de un ser querido y la certeza de que esa muerte fue evitable.

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