Milei arremete contra el PRO: “Fracasados amarillos que pelean por el cuarto lugar”

Durante un acto en la Ciudad de Buenos Aires, el presidente Javier Milei lanzó un duro mensaje contra el PRO, acusando al partido fundado por Mauricio Macri de haber caído en la irrelevancia política. En un tono combativo, calificó a sus antiguos aliados como “fracasados amarillos” que, según sus palabras, ya no compiten por liderar nada, sino por evitar el fondo de la tabla electoral.

Política15 de mayo de 2025Alejandro CabreraAlejandro Cabrera
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Javier Milei

Un discurso con nombre y color

Fiel a su estilo incendiario, Milei no apeló a metáforas. Denominó al PRO como un “espacio marginal que mendiga cargos” y lo ubicó directamente en el cuarto lugar del escenario político actual. “Mientras nosotros lideramos el cambio y enfrentamos a la casta, ellos están viendo si conservan una banca”, disparó. El ataque fue directo, sin rodeos, apuntando tanto a la dirigencia como a los votantes tradicionales del macrismo.

El presidente se refirió también a la “época dorada de los globitos”, en alusión a los años del macrismo en el poder, y afirmó que ese período “terminó con una gestión tibia, sin reformas, con más gasto, más impuestos y más inflación”. Su mensaje fue claro: el único proyecto con volumen, ideas y respaldo popular es el que él encabeza.

 
¿Quiebre de coalición?

La embestida de Milei refleja la ruptura definitiva con el PRO, al que supo acercarse durante los primeros meses de su gestión. Las tensiones venían escalando, pero ahora se hacen explícitas. El presidente no solo busca consolidar su hegemonía dentro del universo liberal y conservador, sino también vaciar de contenido político a sus rivales naturales en el mismo espectro ideológico.

Para el mileísmo, el PRO representa una derecha “domesticada”, anclada en estructuras partidarias sin conexión con la calle. En cambio, ellos se presentan como una fuerza disruptiva, dispuesta a avanzar sin concesiones sobre los privilegios del Estado, el sindicalismo, y la vieja política.

La crítica también alcanza a figuras como Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal y Patricia Bullrich, a quienes se refiere con desdén como “residuos de la casta”.

 
La guerra cultural como eje de campaña

Milei no solo busca diferenciarse en términos económicos, sino también en lo simbólico. Mientras el PRO insiste con una retórica institucional, el presidente utiliza una lógica de choque cultural. Para su electorado, el “cuarto lugar” del PRO no es solo un dato de encuestas, sino una validación moral: el fracaso es la consecuencia de no haber sido lo suficientemente radical.

Por eso su mensaje no es meramente electoral. Es una demolición sistemática del adversario para que no quede ni el recuerdo de una centroderecha alternativa. En ese sentido, Milei borra las fronteras entre su rol de jefe de Estado y su rol de candidato, unificando poder, palabra y campaña.

 
¿Estrategia electoral o purga ideológica?
El ataque al PRO puede leerse también como una maniobra de ordenamiento del espacio libertario. Milei busca limpiar cualquier resabio de moderación dentro de su coalición y consolidar a los duros como únicos intérpretes de su proyecto. La advertencia es clara: quien quiera jugar en su cancha, debe asumir el programa completo, sin matices.

El discurso de “cuarto lugar” opera como advertencia y como burla. Deja fuera de carrera a cualquier actor político que no acepte su liderazgo. Y convierte a la disputa política en una carrera entre el mileísmo y “los otros”, todos metidos en un mismo saco de fracaso.

En esa lógica, la polarización se vuelve total: o se está con Milei y su revolución, o se pertenece al club de los amarillos vencidos.

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