La causa cuaderno bajo la lupa: el peritaje de Gendarmería confirma la letra de Centeno y abre dudas por las alteraciones

Un informe pericial determinó que la mayoría de los cuadernos de la causa fueron escritos por el exchofer Oscar Centeno, pero también reveló correcciones y tachaduras que no corresponden a su caligrafía. El hallazgo reaviva el debate judicial de cara al juicio que comenzará en noviembre.

Política19 de agosto de 2025Alejandra LarreaAlejandra Larrea
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La causa cuaderno bajo la lupa.

La causa conocida como “los cuadernos de las coimas” vuelve a ocupar el centro de la escena judicial. Esta semana, un peritaje caligráfico de la Gendarmería Nacional confirmó que la letra de los cuadernos atribuidos al exchofer Oscar Centeno corresponde efectivamente a su puño y letra. Sin embargo, el mismo informe abrió un capítulo de incertidumbre: se detectaron numerosas alteraciones, tachaduras y enmiendas que no fueron realizadas por él. Este hallazgo, lejos de cerrar la discusión, la reabre en un momento clave, cuando el inicio del juicio oral ya tiene fecha para el 6 de noviembre.

El dato es explosivo porque la causa, que involucra a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, a exfuncionarios como Julio De Vido y Roberto Baratta, y a una extensa nómina de empresarios, se sostiene en gran medida sobre el contenido de esos cuadernos. Su autenticidad, la fidelidad de los registros y la posibilidad de que hubieran sido manipulados constituyen puntos centrales que pueden inclinar la balanza en el proceso judicial.

El estudio fue realizado por la División de Documentología y Pericias Caligráficas de la Gendarmería Nacional, encabezado por el comandante Nelson Víctor Vallejos y la segunda comandante Lilia Patricia Sendra Schamne. El dictamen concluyó que los manuscritos de seis de los cuadernos originales, numerados como 1, 2, 4, 6, 7 y 8, pertenecen inequívocamente a Oscar Centeno. De este modo, la justicia obtiene una confirmación sólida sobre la autoría principal de esos textos, algo que había sido cuestionado por las defensas desde el inicio de la investigación.

Pero la contundencia de esa afirmación convive con otra constatación inquietante. Los peritos detectaron más de mil quinientas correcciones y modificaciones realizadas en los cuadernos. Entre ellas figuran tachaduras, reemplazos de nombres, cambios en direcciones y en algunos casos hasta alteraciones en las fechas. Estas intervenciones no fueron adjudicadas a la mano de Centeno, lo que implica que, en algún momento, los documentos pudieron haber sido editados o intervenidos por terceros.

El hallazgo refuerza la idea de que los cuadernos son auténticos en cuanto a su origen, pero no necesariamente inalterados en su totalidad. Esto abre un frente de debate procesal: la validez probatoria de un material que muestra huellas de manipulación. Para los fiscales, el peritaje es una confirmación de la base sobre la que construyen la acusación. Para las defensas, en cambio, las alteraciones representan un punto a explotar con fuerza para sembrar dudas sobre la integridad de la prueba.

En paralelo, el informe también constató que las copias digitales coinciden con los originales, lo que refuerza la hipótesis de que, más allá de las modificaciones, el grueso del contenido refleja lo que Centeno escribió. No obstante, el detalle de las correcciones vuelve a poner en discusión la cadena de custodia y la responsabilidad de quienes debían preservar los cuadernos.

El juicio oral que se iniciará en noviembre promete ser uno de los más resonantes de los últimos años. En el banquillo estarán Cristina Fernández de Kirchner, acusada de haber encabezado un esquema de recaudación ilegal de fondos durante su gestión; Julio De Vido, exministro de Planificación; Roberto Baratta, exsubsecretario de Coordinación; y una serie de empresarios acusados de haber pagado sobornos. La confirmación de que Centeno escribió gran parte de los cuadernos robustece la hipótesis de la acusación, pero las alteraciones introducen un elemento de incertidumbre que seguramente será eje central de las audiencias.

El impacto político de este avance judicial es innegable. La expresidenta vuelve a quedar en el foco de un proceso que, de avanzar con fuerza, podría influir en el clima electoral y en la dinámica de poder dentro del peronismo. La defensa de los imputados seguramente insistirá en que las enmiendas restan fiabilidad a la prueba y exigirán que se valore con cautela la información contenida en los cuadernos. Del otro lado, los fiscales y querellantes buscarán consolidar la idea de que, más allá de las correcciones, la matriz de corrupción que describen los textos es verosímil y está corroborada por otras evidencias y testimonios.

El escenario que se abre es complejo: un juicio que promete ser largo, cargado de tensión política y mediática, y que volverá a poner bajo la lupa la relación entre justicia y poder en la Argentina. Los cuadernos, que desde su aparición se convirtieron en un símbolo de las denuncias de corrupción durante el kirchnerismo, ahora son a la vez prueba y enigma. La confirmación de su autoría es un paso decisivo, pero las huellas de las alteraciones alimentan nuevas preguntas que solo el debate judicial podrá intentar responder.

La pericia de Gendarmería aporta certeza sobre quién escribió los cuadernos, pero deja abiertas dudas sobre cómo y por quién fueron modificados. En noviembre, cuando empiece el juicio, será la justicia la que deba decidir si esas páginas son el reflejo fiel de un sistema de corrupción o un registro alterado cuya validez probatoria está en entredicho.

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