Trump embiste contra Harvard: prohíbe la inscripción de estudiantes extranjeros y desata una crisis educativa

El gobierno revocó la certificación que permite a Harvard recibir estudiantes internacionales. La medida afecta a miles de alumnos, genera polémica global y se suma a la ofensiva política contra las universidades más prestigiosas.

Mundo22 de mayo de 2025Alejandro CabreraAlejandro Cabrera
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Harvard

La administración de Donald Trump volvió a encender las alarmas en el ámbito académico al ordenar la revocación del permiso de Harvard para inscribir estudiantes extranjeros. El argumento oficial esgrimido por el Departamento de Seguridad Nacional fue que la universidad “no garantiza condiciones seguras ni transparentes” y que promueve, según sus palabras, “ideologías incompatibles con los valores estadounidenses”.

La medida implica que Harvard no podrá aceptar nuevos alumnos internacionales y que los más de 6.800 actualmente matriculados deberán transferirse a otras instituciones o enfrentar la pérdida de su estatus migratorio. La decisión representa un golpe inédito contra una de las universidades más reconocidas del mundo y abre una nueva etapa de confrontación entre el gobierno y el sistema universitario.

El detonante inmediato habría sido la negativa de Harvard a entregar informes solicitados sobre la participación de estudiantes en manifestaciones pro-Palestina, acusaciones de antisemitismo y supuestos vínculos con organizaciones extranjeras. Desde el Ejecutivo se planteó que la universidad se ha “convertido en un foco de desestabilización ideológica y de infiltración extranjera”.

La respuesta institucional no se hizo esperar. Autoridades de Harvard calificaron la medida como “ilegal, arbitraria y peligrosa”, y anunciaron que iniciarán acciones legales para revertirla. Además, pusieron en marcha un programa de contención y asistencia para los estudiantes internacionales afectados, quienes podrían ser deportados si no regularizan su situación.

La comunidad educativa internacional reaccionó con fuerte preocupación. Rectores de las Ivy League, universidades europeas y organismos académicos condenaron la decisión como una “persecución política” que atenta contra la libertad de pensamiento y la circulación del conocimiento. Varias instituciones ya se ofrecieron a recibir alumnos que deban abandonar Harvard.

En paralelo, una corte federal dictó una orden temporal que impide la expulsión de los estudiantes, dando tiempo a que se resuelva la apelación judicial. La controversia también llega al Congreso, donde legisladores demócratas impulsan un proyecto para frenar este tipo de medidas unilaterales que afectan al sistema universitario.

Esta acción se suma a otras iniciativas de la Casa Blanca contra el sistema académico, como el retiro de fondos a universidades acusadas de “adoctrinamiento ideológico”, la creación de un registro de docentes extranjeros y la exigencia de declarar afiliaciones políticas como condición para renovar becas federales.

Harvard, que ya había sido blanco de críticas por su postura frente al conflicto en Gaza, se encuentra ahora en el centro de una disputa que excede los muros del campus. La ofensiva de Trump, presentada como parte de una política de “restauración de valores nacionales”, amenaza con redibujar los límites entre Estado y educación.

En juego no solo está el futuro de miles de jóvenes provenientes de Asia, Europa y América Latina, sino también la concepción misma de universidad como espacio de libertad, intercambio y pensamiento crítico. Mientras tanto, el prestigio internacional de Harvard enfrenta uno de los desafíos más grandes de su historia reciente.

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