Trump recibió a Zelenski en la Casa Blanca para negociar la paz en Ucrania

El presidente estadounidense encabezó un encuentro histórico con el mandatario ucraniano y varios líderes europeos. Las diferencias sobre cómo encarar la negociación con Rusia marcaron una cumbre decisiva para el futuro del conflicto.

Mundo18 de agosto de 2025Alejandra LarreaAlejandra Larrea
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Trump recibió a Zelenski.

La Casa Blanca fue escenario de una reunión que podría definir el rumbo de la guerra en Ucrania. Donald Trump recibió a Volodímir Zelenski acompañado por un grupo de líderes europeos en un intento de acercar posiciones para un eventual acuerdo de paz con Rusia. El encuentro se dio en medio de fuertes tensiones, tanto por las condiciones exigidas por Moscú como por las posturas divergentes entre Washington, Kiev y las principales capitales del continente.

Trump llegó a la reunión convencido de que es posible alcanzar un acuerdo en pocos meses. Su mensaje, repetido en los últimos días, sostiene que la guerra podría terminar “de inmediato” si Zelenski acepta negociar bajo parámetros que impliquen concesiones territoriales y un freno a la incorporación de Ucrania en la OTAN. La idea de Trump es forzar un acuerdo pragmático que, a su juicio, garantice un alto el fuego estable y reduzca la presión sobre la economía global.

Zelenski, en cambio, se presentó con una posición firme: no cederá soberanía ni aceptará una paz que implique reconocer la anexión rusa de Crimea o del Donbás. El presidente ucraniano considera que hacerlo equivaldría a legitimar la ocupación militar y abriría la puerta a futuras agresiones. Su propuesta es clara: exige un alto el fuego inmediato, la retirada progresiva de tropas rusas y garantías internacionales de seguridad antes de discutir cualquier arreglo político.

La presencia de líderes europeos como Emmanuel Macron, Olaf Scholz y Keir Starmer aportó un marco de respaldo diplomático a Zelenski, pero también reveló las diferencias dentro del bloque. Mientras Francia y Alemania abogan por una salida negociada con concesiones mínimas, Reino Unido se mostró más alineado con la postura ucraniana de no ceder territorio. Esa división interna explica parte de la dificultad para articular una estrategia común frente a Moscú.

La figura de Vladímir Putin estuvo omnipresente en la reunión, aunque no de manera directa. El presidente ruso condicionó cualquier negociación a que Kiev renuncie definitivamente a la OTAN y reconozca la soberanía rusa en Crimea y en regiones clave del este. Además, dejó trascender que solo aceptaría un alto el fuego si se establecen garantías internacionales que limiten la expansión militar occidental en la frontera rusa.

Trump, que hace pocos días se reunió con Putin en Alaska, llegó a Washington con la intención de acercar esas posiciones. El líder republicano cree que una paz rápida le daría a Estados Unidos un triunfo diplomático de magnitud y reforzaría su imagen en plena campaña interna. Sin embargo, el costo político de aceptar las condiciones rusas es alto y podría tensar aún más la relación con sus aliados europeos.

El clima dentro de la Casa Blanca fue de cautela y tensión. Los gestos entre Trump y Zelenski mostraron la dificultad de la negociación: cordialidad en público, pero distancia en los planteos. Mientras el presidente estadounidense insistió en la necesidad de pragmatismo, el ucraniano recordó que su pueblo “no puede aceptar la paz a cualquier precio” y que el objetivo sigue siendo recuperar la integridad territorial.

El encuentro concluyó sin un acuerdo formal, pero con la promesa de mantener abiertas las conversaciones. Se estableció la creación de un grupo de trabajo integrado por Estados Unidos, Ucrania y la Unión Europea para evaluar propuestas de alto el fuego y garantías de seguridad. El próximo paso será una nueva ronda en Bruselas dentro de dos semanas, donde se espera que se definan líneas más concretas.

Más allá de los resultados inmediatos, la reunión en Washington marcó un hito: por primera vez desde el inicio de la invasión rusa, los principales actores se sentaron en una misma mesa para discutir una salida política. El futuro de Ucrania, de Europa y de la estabilidad global quedó atado a una negociación frágil, cargada de intereses cruzados y desconfianzas acumuladas.

La paz aún parece lejana, pero la Casa Blanca abrió un camino que, de sostenerse, podría modificar el curso de la guerra. La pregunta es hasta dónde está dispuesto a ceder cada actor y si el pragmatismo de Trump logrará imponerse a la firmeza de Zelenski y a las exigencias intransigentes de Putin.

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