Japón registra menos de 700.000 nacimientos en 2024, marcando un nuevo mínimo histórico

La tasa de fertilidad cae a 1,15, profundizando la crisis demográfica en un país con una población cada vez más envejecida.

Curiosidades04 de junio de 2025Alejandro CabreraAlejandro Cabrera
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Una caída demográfica sin precedentes

Japón registró 686.061 nacimientos durante el año 2024, una disminución del 5,7% con respecto al año anterior. Esta cifra se convierte en la más baja desde que comenzaron los registros en 1899 y representa un colapso demográfico que se adelantó en más de una década a las previsiones oficiales.

La tasa de fertilidad también cayó a un nuevo mínimo histórico de 1,15 hijos por mujer, muy por debajo del 2,1 necesario para el reemplazo poblacional. Este dato agrava aún más la preocupación por el envejecimiento de la población y la sostenibilidad futura del sistema económico y social japonés.

Factores estructurales y culturales en juego

El fenómeno no se puede atribuir a una sola causa. Entre los factores estructurales se destacan el elevado costo de vida, la dificultad para compatibilizar trabajo y maternidad, y una cultura laboral altamente demandante, especialmente para las mujeres. Además, persisten tradiciones legales como la obligatoriedad de que las parejas casadas compartan el mismo apellido, algo que muchas mujeres interpretan como una pérdida de autonomía.

Aunque el número de matrimonios subió levemente en relación al año anterior, con 485.063 uniones registradas, la tendencia general sigue siendo de declive, con cada vez menos personas decidiendo casarse o tener hijos.

El desafío existencial del Japón moderno

El gobierno ha intentado múltiples medidas para revertir la situación, desde subsidios a familias jóvenes hasta políticas para flexibilizar la jornada laboral. Sin embargo, estas estrategias han demostrado escasa eficacia frente a una transformación cultural más profunda. La juventud japonesa, más individualista y menos inclinada a la vida familiar tradicional, prioriza la estabilidad personal y profesional antes que la maternidad o la paternidad.

Este nuevo mínimo de nacimientos representa más que una cifra: es un punto de inflexión que pone en jaque el futuro mismo del país. La pirámide poblacional japonesa, cada vez más invertida, anticipa una sociedad envejecida, con una fuerza laboral reducida y una carga creciente sobre los sistemas de pensiones y salud.

El reloj demográfico de Japón avanza sin pausa, y la respuesta institucional parece ir varios pasos atrás.

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