El muro llega al sur: Milei y Bullrich reciben a la enviada de Trump para reforzar el control migratorio

La secretaria de Seguridad Interior de EE.UU., Kristi Noem, se reúne en Buenos Aires con el presidente argentino y la ministra Bullrich. El gobierno busca implementar una política migratoria alineada con la agenda trumpista de expulsiones, cierres fronterizos y exclusión de servicios públicos.

Política25 de julio de 2025Alejandra LarreaAlejandra Larrea
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Control migratorio.

La Casa Rosada se prepara para un encuentro cargado de contenido político y simbólico. Kristi Noem, secretaria de Seguridad Interior de Estados Unidos y figura clave de la ofensiva antiinmigratoria de Donald Trump, llega a Buenos Aires para reunirse con Javier Milei y Patricia Bullrich. Su visita no es diplomática: es doctrinaria.

Mientras en Estados Unidos se ejecutan operativos de detención masiva de inmigrantes irregulares, en Argentina el gobierno libertario endurece sus políticas de control territorial, restricciones al acceso a servicios públicos y expulsiones expeditivas. La cumbre entre Noem, Milei y Bullrich confirma el nuevo eje del poder hemisférico: derecha radical, orden interno y frontera cerrada.

Un alineamiento sin matices

La llegada de Noem no es casual. La funcionaria norteamericana es una de las autoras del programa “Operación Salvaguarda”, que Trump y su equipo comenzaron a aplicar en ciudades santuario de EE.UU. Su propósito es coordinar operativos de arresto y deportación de inmigrantes en situación irregular, en una avanzada que mezcla seguridad, campaña electoral y control social.

Bullrich, en sintonía con esa doctrina, impulsó una reforma del sistema migratorio argentino: aceleración de trámites de expulsión, recuperación del decreto 70/2017, creación de una unidad especial de control de documentación en estaciones y hospitales, y el anuncio de que los extranjeros deberán pagar por servicios públicos que antes eran gratuitos, como salud y educación.

Milei, por su parte, ha convertido el discurso antiinmigrante en uno de sus pilares retóricos. Desde que asumió el poder, insiste en que “los argentinos pagan por los privilegios de extranjeros que no contribuyen” y en que “el Estado no debe financiar derechos universales si no hay reciprocidad”.

Tecnología, fronteras y exclusión

Durante la visita de Noem se firmarán convenios de cooperación tecnológica entre ambos países. El gobierno de EE.UU. se comprometió a enviar escáneres, drones y softwares de identificación biométrica para fortalecer el control fronterizo argentino, especialmente en los pasos con Bolivia, Paraguay y Brasil.

Se incluirá también asesoramiento para el rediseño de los sistemas de validación documental y el cruce de datos con Interpol y Homeland Security. La Argentina pasará a formar parte de una red hemisférica de control migratorio, en la que se prioriza la expulsión por sobre la regularización.

Además, el Ministerio de Seguridad habilitará una base de operaciones conjunta en el norte del país, inspirada en los centros ICE de Estados Unidos, donde se concentrarán los procedimientos de detención e identificación de extranjeros.

Impacto político y tensiones regionales

El giro libertario en materia migratoria comienza a generar ruido en la región. Varios gobiernos vecinos expresaron su preocupación por la discriminación creciente contra ciudadanos extranjeros en territorio argentino. Incluso se barajó una queja diplomática de Bolivia por las recientes detenciones de ciudadanos aymaras sin documentos en Jujuy.

En el plano interno, las organizaciones de derechos humanos denunciaron que el gobierno está usando el tema migratorio para consolidar una narrativa de “enemigo interno” y justificar recortes. La reducción del presupuesto en educación, salud y vivienda se argumenta ahora en función del “gasto descontrolado en extranjeros”.

Mientras tanto, desde el oficialismo, Bullrich relativiza esas denuncias y responde: “El que viene a trabajar y a aportar no tiene nada que temer. Pero el que viene a delinquir o a vivir del Estado sin dar nada a cambio, ya no es bienvenido”.

Una foto de campaña global

La imagen de Milei, Bullrich y Noem juntos no es solo institucional. Es también electoral. Tanto el presidente argentino como Trump apuestan a reforzar sus bases con gestos de dureza. Noem, además de funcionaria, es una figura política en ascenso en el Partido Republicano y posible candidata a vicepresidenta.

Bullrich, mientras tanto, se consolida como la cara dura del gabinete y afianza sus vínculos con las derechas globales. El encuentro con Noem le da una proyección internacional que, puertas adentro, puede posicionarla como eventual heredera del liderazgo libertario si Milei decide no buscar la reelección.

El eje Buenos Aires-Washington se fortalece, pero no sobre el comercio o la diplomacia clásica, sino sobre una nueva guerra: la guerra contra la inmigración pobre, irregular, y vista como carga fiscal. Un muro se levanta, aunque no de ladrillos: es digital, legal y político.

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