
Detienen a dos menores por el asesinato de Rita Mabel Suárez en Villa Luzuriaga
Las madres acompañaron la entrega voluntaria de los adolescentes ante la policía tras intensas negociaciones. La causa avanza por robo agravado y homicidio.
Un hombre localizó al adolescente que le había arrebatado el celular a su pareja días antes y lo apuñaló hasta matarlo. El crimen ocurrió en plena calle, en medio de la madrugada, y fue registrado por cámaras de seguridad.
Policiales04 de agosto de 2025Un adolescente de 18 años fue asesinado a puñaladas en la localidad bonaerense de Ramos Mejía por un hombre que lo acusaba de haberle robado el celular a su novia. La escena tuvo lugar en la madrugada, a pocos metros de la casa del atacante, quien se entregó horas después ante las autoridades.
El joven fallecido, que ya había sido identificado en videos de cámaras de seguridad por su participación en un robo reciente, caminaba por la calle cuando fue interceptado por su agresor. Según la reconstrucción inicial, no hubo palabras ni forcejeos previos: el hombre se abalanzó sobre él y lo apuñaló varias veces con un cuchillo de cocina.
El ataque quedó parcialmente registrado por una cámara ubicada en la cuadra. En las imágenes se observa cómo el agresor se le aproxima con rapidez, lo hiere y luego se retira caminando a paso firme. El joven quedó tendido en la vereda y murió minutos después. Un vecino alertó al 911 tras escuchar gritos, pero la ambulancia llegó cuando ya no había nada por hacer.
El asesino, de 31 años, se presentó por la mañana en una comisaría de La Matanza, donde confesó el crimen. Llevaba consigo el arma homicida, que entregó voluntariamente. De acuerdo con su testimonio, el joven asesinado había sido uno de los ladrones que le arrebató el celular a su pareja en un robo ocurrido días antes, y tras reconocerlo en la calle, decidió actuar por su cuenta.
La víctima había sido denunciada semanas atrás por varios vecinos de la zona por distintos hechos de inseguridad, especialmente robos a peatones y arrebatos en moto. Pese a ello, no registraba antecedentes penales firmes ni condenas previas. Según trascendió, vivía a pocas cuadras del lugar donde fue atacado.
El crimen abre un nuevo debate sobre los límites de la justicia por mano propia. Si bien no se trató de un caso de legítima defensa, la figura del agresor genera divisiones entre quienes lo ven como un justiciero y quienes señalan la gravedad del acto cometido. La fiscalía, por su parte, caratuló el hecho como homicidio simple y analiza si existió premeditación, lo cual podría agravar la imputación.
En el barrio, la noticia provocó conmoción. Algunos vecinos aseguran que el fallecido había protagonizado varios robos en la zona y que se movía en moto con otros jóvenes. Otros, en cambio, señalaron que se trataba de un adolescente que “andaba en la calle, pero no era violento” y que la reacción del atacante fue “desmedida y brutal”.
El detenido quedó alojado en una dependencia de la Policía Bonaerense mientras avanza la instrucción del caso. Su abogado buscaría que sea considerado un “homicidio en estado de emoción violenta”, lo que podría disminuir la pena. No obstante, el fiscal del caso advirtió que el hecho de haberse entregado con el arma y haber reconocido el crimen podría evidenciar control de sus actos.
En paralelo, la familia del joven asesinado comenzó los trámites para retirar el cuerpo de la morgue judicial. Su madre, que llegó al lugar del crimen horas después, protagonizó escenas de profundo dolor. Aseguró que su hijo “estaba tratando de cambiar” y que la muerte fue “una injusticia”.
La sociedad argentina viene atravesando un clima tenso en materia de seguridad, donde crecen los casos de ciudadanos que deciden actuar por su cuenta frente a la delincuencia. Algunos lo hacen como reacción espontánea; otros, como parece haber sido en este caso, planifican una represalia directa. Las autoridades insisten en que la única vía legítima es la institucional, pero la calle muchas veces impone sus propias reglas.
El expediente judicial incluirá, además de las filmaciones, los informes forenses sobre las heridas de la víctima, la declaración de testigos y el análisis del teléfono de la novia del agresor, que podría contener pruebas del robo original. Todo apunta a que el proceso judicial será extenso, y las repercusiones sociales, aún más.
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