Fuerza Patria ensaya una tregua electoral en PBA y busca cerrar filas a nivel nacional

Con la campaña bonaerense como prioridad, el espacio intenta calmar las internas entre Grabois y Massa. Buscan evitar una ruptura nacional y blindar el frente ante el avance libertario.

Política05 de agosto de 2025Alejandra LarreaAlejandra Larrea
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Grabois y Massa.

La coalición Fuerza Patria decidió priorizar la unidad territorial en la provincia de Buenos Aires como estrategia para sostener su presencia electoral, pese a las fuertes diferencias internas que enfrenta a sus principales referentes, Juan Grabois y Sergio Massa. La consigna es clara: blindar el bastión bonaerense frente al avance de La Libertad Avanza y evitar un colapso político a nivel nacional antes de octubre.

En los últimos días se sucedieron reuniones clave entre dirigentes de distintos sectores del espacio, tanto en el conurbano como en La Plata, con el objetivo de garantizar una campaña unificada en PBA. Grabois y Massa, enfrentados por el rumbo estratégico del frente, habrían acordado mantener la disputa bajo control para no debilitar el armado en los municipios más relevantes del territorio.

La tregua es frágil. Desde el entorno de Grabois reclaman una agenda más combativa, con eje en la redistribución, los derechos sociales y el ambientalismo popular. Del otro lado, el massismo plantea una línea moderada y electoralista, centrada en la reconstrucción de la gobernabilidad. El punto de encuentro provisorio es la necesidad de sostener el aparato político bonaerense, donde aún conservan intendencias clave, legisladores y una estructura territorial activa.

En paralelo, el armado nacional avanza a menor velocidad. Las diferencias sobre candidaturas, estrategias de comunicación y alianzas en distritos grandes como Córdoba, Mendoza y Santa Fe amenazan con desgajar la coalición si no se alcanza un acuerdo antes de septiembre. Las conversaciones continúan, pero el sector más cercano a Grabois insiste en no diluir su identidad bajo un modelo de “neoperonismo negociador”.

En términos discursivos, la campaña bonaerense busca consolidar una narrativa alternativa tanto al modelo de ajuste libertario como al progresismo más institucional. En esa clave, se ha reforzado la presencia territorial, se activaron redes de jóvenes militantes y se promueven actos en plazas, mercados y barrios populares. La consigna “La patria no se vende” sigue siendo el lema aglutinante del espacio.

Mientras tanto, Massa se mantiene activo en reuniones con gobernadores y sectores empresariales, intentando ofrecer una versión más “presentable” del frente de cara a la clase media urbana y al electorado desencantado del peronismo tradicional. El riesgo de este juego de equilibrios es que termine por profundizar el desacople entre las bases sociales y la dirigencia.

Desde el kirchnerismo, que aún mantiene capacidad de arbitraje, intentan mediar entre ambos polos. Aunque sin liderazgos definidos tras la retirada de Cristina Fernández, las terminales de La Cámpora y el Instituto Patria siguen interviniendo en las negociaciones para evitar una ruptura que podría condenar al espacio a la irrelevancia electoral en varios distritos.

La situación también preocupa a los intendentes, que presionan por una definición clara y una lista nacional competitiva que no les complique la boleta local. Temen que las internas sin resolver desalienten la participación y favorezcan a candidatos libertarios o alineados con Juntos por el Cambio, que ya están instalados con campañas agresivas.

Por ahora, la tregua bonaerense actúa como un dique de contención. Pero el reloj corre. Septiembre marca el cierre formal de listas, y sin acuerdo, Fuerza Patria podría llegar dividida a una elección decisiva, en un escenario donde el oficialismo nacional atraviesa su momento más crítico.

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