Cumpleaños de terror: en Quilmes delincuentes terminaron con un arma apuntando a chicos

Lo que debía ser una mañana de juego y canciones se convirtió en alarma y miedo. Delincuentes robaron un auto a la salida de una pijamada en Bernal y amenazaron con armas a niños de 12 años, en plena luz del día.

Policiales12 de agosto de 2025Alejandra LarreaAlejandra Larrea
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Cumpleaños para el olvido.

El sol asomaba en una tranquila mañana de domingo cuando, en la puerta de una casa de Bernal, la fantasía de una pijamada infantil se estrelló contra la cruda realidad. Un padre fue confrontado por delincuentes armados que, sin mediar aviso, apuntaron a un grupo de preadolescentes para robar su auto.

La impunidad con que actuaron los malvivientes, acompañado del terror que pudo sentirse en segundos, marcó un episodio que convierte cualquier celebración en un recuerdo imborrable y angustiante.

La escena se repite: una familia orgullosa del festejo organizado, bolsones de torta, guitarras y niños sonrientes, todo listo en la puerta. Pero en lugar de despedidas felices, apareció una camioneta con puertas abiertas y rellenas de armas. Los saqueadores descendieron y, sin dudar, apuntaron a los chicos, congelando el momento en miedo puro.

Una madre presente contó que todo se desencadenó mientras el padre del cumpleañero buscaba subir, junto a su hijo, al auto. "Estábamos en una mañana tranquila… vimos el auto de enfrente y creímos que solo venían por una torta", relató. Pero al destrabar la puerta, los delincuentes atacaron con frialdad y fugacidad. "No hubo violencia física, es lo que hay que agradecer", añadió, resignada.

La policía logró secuestrar la camioneta desde la que actuaron los ladrones, pero el vehículo sustraído nunca apareció. La investigación aún sigue en curso, mientras el festejo queda transformado en una advertencia: ninguna esquina del conurbano está exenta del riesgo.

La violencia se coló en una celebración infantil en lo que debería haber sido un día de alegría. Ese cumpleaños ahora queda como un símbolo: ni en la inocencia de una pijamada están garantizadas la seguridad o la tranquilidad. Una advertencia severa y dolorosa para quienes aún confiaban en la calma de un domingo.

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