India y Pakistán intercambian disparos en Cachemira tras el atentado contra turistas

La tensión entre ambos países escaló luego del ataque en Pahalgam, que dejó 26 muertos. El cruce de fuego en la Línea de Control profundiza la crisis en la región. Ambas naciones endurecieron sus posturas diplomáticas y militares, encendiendo las alarmas internacionales.Escalada militar y ruptura diplomática

Mundo25 de abril de 2025Alejandro CabreraAlejandro Cabrera
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Imagen Ilustrativa

Escalada militar y ruptura diplomática
El atentado en Pahalgam, donde murieron 26 turistas, desencadenó una respuesta inmediata en la frontera entre India y Pakistán. Tropas de ambos lados intercambiaron disparos en la Línea de Control, el límite de facto que divide la región de Cachemira desde 1947.

La reacción de Nueva Delhi fue fulminante. India canceló los visados otorgados a ciudadanos paquistaníes, suspendió acuerdos bilaterales y clausuró su principal paso fronterizo. Además, congeló el Tratado de las Aguas del Indo, una medida sin precedentes que podría generar consecuencias económicas graves para Islamabad.

Pakistán replicó con la expulsión de diplomáticos indios, el cierre de su espacio aéreo para aerolíneas provenientes de India y la suspensión del comercio bilateral. También anunció la anulación del Acuerdo de Shimla, que durante décadas sirvió como base para gestionar el conflicto de manera diplomática.

El intercambio de disparos representa la expresión más visible de un deterioro progresivo que amenaza con escalar más allá de lo retórico. Aunque no se reportaron víctimas en el enfrentamiento, el clima de máxima tensión se mantiene a ambos lados de la frontera.

Reacciones internacionales y riesgos latentes
La comunidad internacional manifestó su preocupación por el recrudecimiento del conflicto. Organismos multilaterales instaron a ambas partes a retomar el diálogo, conscientes de que se trata de dos potencias nucleares con antecedentes de enfrentamientos directos.

Expertos advierten que la suspensión del Tratado de las Aguas del Indo podría ser interpretada por Pakistán como una provocación grave, dado que la agricultura de gran parte de su territorio depende de esos recursos hídricos. La posibilidad de represalias no está descartada.

Mientras tanto, en Cachemira, el miedo se apodera de la población civil. Las autoridades locales han extremado las medidas de seguridad en las zonas más sensibles y difundieron retratos robot de los principales sospechosos vinculados al atentado de Pahalgam.

La situación abre un interrogante sobre el futuro inmediato de la región. Sin señales de desescalada, y con los canales diplomáticos casi cerrados, el conflicto corre el riesgo de entrar en una nueva etapa de enfrentamientos prolongados.

El desafío de evitar una guerra abierta recae ahora en la presión internacional y en la capacidad de ambas capitales para encontrar, si aún existe, un espacio mínimo para el diálogo.

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