Milei lanza la segunda etapa de su plan económico: “emisión cero” y revolución monetaria

Javier Milei anunció el inicio de un nuevo régimen monetario en Argentina basado en la “emisión cero”. Tras declarar como cumplida la etapa del “déficit cero”, el presidente aseguró que el país ingresará ahora en una fase en la que se eliminará la emisión de dinero incluso para comprar divisas. La medida fue presentada como una “revolución monetaria de la libertad” y marca el inicio de una etapa de política económica ultracontractiva.

Economía14 de mayo de 2025Alejandro CabreraAlejandro Cabrera
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Javier Milei

De déficit cero a emisión cero: la lógica de la motosierra

El anuncio fue hecho en tono celebratorio: Milei sostuvo que su plan fiscal logró eliminar el déficit financiero en tiempo récord y que ahora es el turno de cerrar la segunda válvula de inflación: la emisión monetaria. La nueva fase implica que el Banco Central no podrá expandir la base monetaria ni siquiera para adquirir dólares en el mercado oficial. Toda compra de divisas será neutralizada con operaciones de esterilización, es decir, el dinero emitido será inmediatamente absorbido.

La decisión pone fin al modelo de “acumulación neta de reservas” vía compra de dólares con emisión sin contrapartida, práctica usual incluso en gobiernos de orientación ortodoxa. Para Milei, toda emisión es inflacionaria, incluso si responde a factores técnicos. “Se acabó la maquinita”, repitió, como parte de su liturgia discursiva.

El gobierno busca con esto reforzar el mensaje de disciplina absoluta: no habrá ni emisión, ni gasto, ni expansión monetaria. Es una economía de “oferta pura”, donde el Estado no inyecta, no redistribuye, no interfiere.

 
El experimento monetario más radical desde la convertibilidad

La apuesta recuerda en muchos aspectos al régimen de convertibilidad de los años 90, pero con menos institucionalidad y más dogmatismo. No hay tipo de cambio fijo, pero sí una base monetaria congelada. No hay Banco Central autónomo, pero sí un esquema de restricciones autoimpuestas que deja al organismo sin herramientas.

En términos prácticos, esto significa que cualquier expansión de dinero deberá estar compensada por una contracción de igual magnitud. Y que el sistema bancario operará con una rigidez inusual, en un contexto de caída de la actividad y persistencia de la informalidad.

Los críticos advierten que esta política puede generar una contracción todavía mayor, especialmente si no se reactiva la demanda interna. Para el oficialismo, en cambio, el “shock de confianza” generado por la estabilidad monetaria permitirá el regreso del crédito y la inversión.

 
Inflación en baja, pero la recesión se profundiza

La inflación mensual mostró una desaceleración notable desde diciembre de 2023. Tras alcanzar un pico del 25,5%, se redujo progresivamente hasta ubicarse en torno al 3% en abril de 2025. El gobierno atribuye este logro al ajuste fiscal y a la fuerte contracción monetaria. Sin embargo, el costo social de la estabilización comienza a visibilizarse con más claridad.

El consumo privado se desplomó, la industria opera con niveles de capacidad ociosa crecientes, y la construcción —sector clave para el empleo informal— está en mínimos históricos. La recesión golpea con especial fuerza a las clases medias bajas y a los sectores más vulnerables.

Milei, lejos de moderar su discurso, redobla la apuesta: sostiene que el ajuste es el camino necesario hacia una economía sana. Y que las variables sociales mejorarán “cuando el mercado lo disponga”.

 
La visión monetaria libertaria como doctrina de Estado

El paso a “emisión cero” consolida el núcleo ideológico del mileísmo: la política monetaria como fuente del mal. En esta concepción, el Banco Central es una institución que debe ser vaciada de funciones, cuando no eliminada. La competencia de monedas y la eventual dolarización siguen siendo parte del horizonte teórico, aunque el gobierno aún no avanzó en reformas institucionales en ese sentido.

Este régimen monetario extremo es presentado por Milei como una “revolución de la libertad”. En su visión, una economía libre de emisión es una economía libre de inflación, de manipulación estatal, de corrupción política.

Pero también es una economía que corre el riesgo de asfixiarse si no encuentra mecanismos alternativos para dinamizar la producción y el consumo.

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