Cristina Kirchner ante su destino político: prisión, resistencia y el fantasma del poder

La Corte orquestó una condena histórica: seis años de prisión domiciliaria y proscripción perpetua. Cristina enfrentará un poder en declive, activará su resistencia política y enfrentará un paisaje interno irreconocible tras la sentencia definitiva.

Política11 de junio de 2025Alejandro CabreraAlejandro Cabrera
ChatGPT Image 11 jun 2025, 06_48_29

La ratificación unánime de su condena por corrupción —primero por dos tribunales y luego por la Corte Suprema— marcó, según fuentes oficiales, el fin de una era. La expresidenta, de 72 años, será detenida bajo prisión domiciliaria. Su proscripción política es total: ya no podrá ser candidata formalmente, ni asumir cargos electivos.

Pero lo más significativo no es el fallo, sino lo que vino después. Cristina apeló al relato: se reconoció como “víctima del poder judicial” y emergió con renovado ímpetu. Invitó al peronismo a reorganizarse desde su bastión bonaerense, comparó su situación con las de Lula y Perón y anticipó una resistencia activa capaz de marcar la agenda de las elecciones legislativas de octubre.

Una resistencia simbólica cuidada
La defensora, y el entorno político, diseñan su figura como un faro de unidad. Vienen ante una clave histórica: sin Cristina ya postulable, la interna peronista estaba partida. Ahora, con el respaldo de los gobernadores y referenciados como Axel Kicillof presentes en su entorno, la reconstrucción del PJ se activa desde su figura proscripta.

El vínculo generacional apareció de nuevo: la JP (Juventud Peronista) volvió a cantar ante su balcón, rememorando épocas en que la militancia educativa y política se movía al compás de su imagen, aún sin candidatura.

¿Fin de un ciclo o nuevo punto de partida?
Muchos esperaban un fin abrupto de su liderazgo. En cambio, Cristina revierte el guion: no se retrae, se expone. Crítico político tras crítico político, su postura se vuelve más agresiva. Defensores y críticos coinciden en que su estilo, intacto, buscó convertir el fallo en un quiebre emocional del electorado.

Se afirma así un nudo estratégico: si antes era posible debilitarla —economía, rivalidades internas, desgastes personales—, ahora aparece como mártir de su propia historia. Su figura vuelve a estar viva y central.

El contexto electoral y el clima social
La sentencia desató protestas en universidades y sindicatos. Hubo pedidos de libertad de prensa y llamados a proteger los derechos civiles. El escenario abre una encrucijada: ¿será la vía de la reconciliación —con una cifra de candidatos fuertes— o se radicalizará aún más como estrategia de partido?

Mientras tanto, el presidente Milei celebró el fallo y redobló sus ataques mediáticos. Lo representa como un paso más en la “destrucción de la impunidad”. Así, el debate electoral se recalienta: dos estilos contrapuestos, cada vez más irreconciliables.

Los fantasmas del pasado vuelven
Cristina convocó el fantasma de Perón y Lula, figuras que lideraron gracias a su capacidad simbólica y resistencia en circunstancias similares. Advirtió que la historia demuestra que quienes intentan proscribir al pueblo de su voz encuentran, al final, más voz todavía.

Estas referencias no son inocentes. Son símbolos que alimentan una narrativa de continuidad histórica, un recuerdo de las políticas de inclusión social y repudio a lo que ella llama “lawfare”.

Te puede interesar
Lo más visto