Kicillof refuerza el llamado a la unidad peronista y lanza críticas a Milei con guiño a Cristina

El gobernador bonaerense encabezó un acto cargado de contenido político, donde apeló a la reconstrucción del peronismo como alternativa de poder, en un contexto de fuerte ajuste económico y tensión con el gobierno nacional.

Política06 de julio de 2025Alejandro CabreraAlejandro Cabrera
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Axel Kicillof

Axel Kicillof volvió a plantarse como uno de los referentes principales del peronismo tras el Congreso partidario bonaerense. En su intervención, dejó definiciones que buscan ordenar el espacio, marcar diferencias con Javier Milei y tender puentes hacia Cristina Fernández de Kirchner, en un momento en el que el peronismo debate su identidad, liderazgo y rumbo estratégico.

El gobernador eligió un tono más moderado que en otras ocasiones, pero no por eso menos enfático. Habló de unidad, criticó el plan económico libertario y dejó abierta la puerta para una reorganización amplia del campo nacional y popular, apuntando tanto a la militancia como a las figuras del espectro kirchnerista y postkirchnerista.

 
Un peronismo en crisis, pero con ambición de poder

Kicillof reconoció las dificultades que atraviesa el peronismo tras la derrota electoral, pero rechazó cualquier idea de repliegue o resignación. "Nos quieren dividir, nos quieren callados", deslizó, en clara alusión al clima de confrontación política que instaló el oficialismo nacional. Frente a eso, planteó la necesidad de reconstruir un frente político sólido, con eje en la defensa de los derechos sociales, el Estado presente y la soberanía económica.

El discurso dejó ver un diagnóstico compartido: el ajuste libertario no genera estabilidad ni crecimiento, sino exclusión y conflicto social. En ese marco, Kicillof busca posicionarse como voz autorizada para canalizar el descontento de vastos sectores afectados por las políticas de Milei, sin romper con el legado kirchnerista, pero ofreciendo una nueva articulación.

“Unidad no es amontonarse; es acordar un rumbo común frente a un modelo que destruye todo lo que costó construir.”
 
Críticas al ajuste y defensa del Estado

Uno de los núcleos más duros del mensaje estuvo dirigido al plan económico del gobierno nacional. Kicillof fue categórico al describir las consecuencias del ajuste: caída del salario, desinversión en áreas clave, desmantelamiento del Estado y pérdida de soberanía. Habló de un país "puesto en venta", y denunció que las decisiones económicas no buscan eficiencia ni orden fiscal, sino debilitar la capacidad de resistencia social.

El gobernador vinculó estas políticas con un proyecto más profundo: una reconfiguración del rol del Estado que deja librados a su suerte a millones de ciudadanos. En ese contexto, revalorizó la experiencia de gestión provincial como contracara de la desregulación libertaria, remarcando que en Buenos Aires "el Estado sigue siendo una herramienta de justicia social".

“El Gobierno nacional quiere que naturalicemos la miseria. Nosotros no lo vamos a permitir.”
 
El guiño a Cristina y la disputa por el futuro

Kicillof no nombró directamente a Cristina Fernández de Kirchner, pero su figura sobrevoló buena parte del acto. Hubo alusiones, símbolos y tonos que remitieron a la expresidenta. En el auditorio resonó su nombre y su legado fue defendido sin ambigüedades. Sin embargo, el gobernador también dejó en claro que no alcanza con invocar el pasado: hay que construir una nueva mayoría.

La relación con CFK aparece como uno de los elementos clave para el futuro inmediato del peronismo. Kicillof intenta mantener esa sintonía sin quedar prisionero de los límites del cristinismo, algo que lo distancia de otros sectores más ortodoxos. El objetivo parece ser convocar desde una identidad común, pero con apertura hacia actores que se alejaron del núcleo duro.

“Necesitamos un proyecto de país con memoria, pero también con capacidad de renovarse.”
 
Una estrategia para contener y ampliar

El Congreso del PJ bonaerense no solo fue un gesto de cohesión interna, sino también una señal hacia afuera. Kicillof llamó a construir una mayoría nueva, capaz de contener a los propios pero también de seducir a desencantados, sectores medios golpeados y jóvenes sin representación.

En esa línea, apuntó contra el relato libertario, acusándolo de simplificar los problemas y de ofrecer salidas falsas a través del mercado. Frente a eso, el peronismo debe volver a ofrecer una narrativa potente, que combine justicia social con modernización económica, y que rompa con la lógica binaria del ajuste o el caos.

 
La batalla simbólica y la calle

Más allá de la estrategia electoral, Kicillof fue claro respecto al rol del peronismo como fuerza social activa. Habló de “dar las peleas necesarias” en todos los frentes: institucionales, parlamentarios, sindicales y territoriales. El Congreso, entonces, funcionó como espacio de reposicionamiento político, pero también como plataforma para resistir las políticas de Milei.

En la práctica, esto implica reforzar el trabajo territorial, alinear intendentes y construir consensos que permitan resistir el desguace del Estado. También implica una disputa cultural, donde el discurso oficialista sobre la “casta” es desafiado por otro que defiende el rol del Estado como garantía de derechos.

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