Gaza en estado de emergencia: más de 80 niños muertos por desnutrición en medio del bloqueo

La Franja de Gaza vive una tragedia humanitaria sin precedentes. La falta de alimentos y asistencia médica provocó la muerte de al menos 80 menores por causas relacionadas con el hambre y la desnutrición crónica.

Medio Oriente25 de julio de 2025Alejandra LarreaAlejandra Larrea
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Gaza en estado de emergencia.

En Gaza ya no hay margen para eufemismos. La situación es catastrófica. La combinación de bombardeos, bloqueo total de suministros y el colapso del sistema sanitario generó una emergencia humanitaria extrema. El dato más brutal lo confirmó un funcionario médico local: más de 80 niños han muerto por causas asociadas a la falta de alimentos.

El testimonio de un padre que perdió a su hijo por desnutrición extrema rompió la barrera de la prensa internacional y volvió a instalar la urgencia de la ayuda humanitaria. En los hospitales improvisados, los médicos ya no tienen insumos básicos y las muertes por inanición dejan de ser un riesgo potencial para transformarse en realidad cotidiana.

La cifra oficial es solo un reflejo parcial del drama. Según los testimonios de profesionales de la salud dentro de la Franja, las muertes por desnutrición severa se dispararon en las últimas semanas ante la imposibilidad de recibir ayuda. Los corredores humanitarios están cerrados y la comida escasea a niveles insoportables.

El último caso que conmocionó a Gaza fue el de un niño de apenas nueve años, que falleció tras varios días sin poder recibir alimentos ni hidratación. Su cuerpo no resistió la combinación de hambre y diarrea severa. Su padre declaró que intentó llegar a un centro de salud pero no encontró médicos disponibles ni acceso a medicamentos.

El hospital Kamal Adwan, uno de los pocos que siguen funcionando parcialmente en el norte de Gaza, confirmó que ya no tiene fórmulas nutricionales, ni solución salina ni antibióticos. Solo queda personal médico con voluntad y desesperación. Allí, más de una docena de niños han muerto en las últimas semanas por cuadros similares.

La situación no distingue edades. Aunque los menores de cinco años son los más vulnerables, también hay reportes de adolescentes y adultos jóvenes que sufren cuadros graves de inanición. Los signos son visibles: cuerpos demacrados, ojos hundidos, piel pegada al hueso. La imagen de Gaza ya no es solo la de una guerra, sino la de una hambruna en curso.

El bloqueo israelí tras el 7 de octubre agudizó todos los males estructurales. Las organizaciones internacionales denuncian que no se permite la entrada de ayuda suficiente y que las pocas provisiones que llegan son insuficientes para atender a más de dos millones de personas que sobreviven en condiciones extremas.

Los organismos de la ONU advierten que Gaza ya entró en fase de “inseguridad alimentaria catastrófica”. Eso significa que amplios sectores de la población no tienen acceso sostenido a comida ni agua potable. El pronóstico es lapidario: si no se habilitan corredores humanitarios en las próximas semanas, el número de víctimas podría multiplicarse.

Desde el exterior, los llamados a un alto el fuego y a la apertura de canales humanitarios se multiplican, pero no logran materializar una solución concreta. La política internacional parece paralizada, mientras en Gaza se multiplican los entierros sin ataúd y las morgues colapsan.

Entre los padres hay una mezcla de dolor y resignación. “Ya no lloramos por miedo. Lloramos porque nuestros hijos se mueren en nuestros brazos y no podemos hacer nada”, declaró una madre frente a las ruinas de lo que fue su casa, convertida en refugio para cinco familias.

La emergencia no es nueva, pero la escala de esta catástrofe sí. Lo que antes era un conflicto geopolítico con dimensión militar, ahora se volvió una crisis de supervivencia. Y los que pagan el precio más alto son los que menos culpa tienen: los niños.

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