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La propuesta conjunta, elaborada sin participación previa de Kiev ni de la Unión Europea, establece cesiones territoriales, neutralidad militar y un paquete de reconstrucción condicionado. Zelenski enfrenta la mayor presión diplomática desde el inicio de la guerra.
Mundo21 de noviembre de 2025
Alejandro Cabrera
Estados Unidos y Rusia dieron forma en las últimas semanas a un documento de 28 puntos que busca establecer un alto el fuego inmediato y un acuerdo político permanente entre Moscú y Kiev. El texto fue diseñado de manera bilateral, sin participación ucraniana en su redacción inicial, y se filtró después de que ambas potencias lo presentaran discretamente al gobierno de Volodímir Zelenski.
El “qué” del acuerdo es un paquete integral que mezcla reconocimiento territorial, compromisos militares, garantías de seguridad, reconstrucción económica y reintegración parcial de Rusia al sistema internacional. El “cómo” se explica en una secuencia diplomática acelerada: contactos directos entre Washington y Moscú que se produjeron mientras Ucrania pedía más armamento y Europa discutía nuevas sanciones. El “cuándo” coincide con un momento de agotamiento militar y económico en la guerra y con el interés de ambas potencias en evitar un conflicto congelado que se extienda durante años.
El “dónde” se ubica en las mesas de negociación paralelas entre emisarios estadounidenses y rusos, mientras que el “por qué” es claro: Estados Unidos quiere cerrar un conflicto que erosiona su presencia global, y Rusia busca consolidar territorios ocupados y obtener alivio económico. El resultado es una propuesta que puede cambiar el mapa político europeo.
Los 28 puntos del documento y sus efectos directos sobre Ucrania
El impacto del documento es profundo. Zelenski enfrenta un escenario en el que la aceptación implicaría fijar límites militares permanentes, renunciar a la OTAN y aceptar la pérdida definitiva de territorios. Rechazarlo, en cambio, podría aislar a Ucrania de su principal garante de armamento y apoyo financiero, especialmente si Washington decide reducir su asistencia.
Europa, que no formó parte del borrador, observa con preocupación cómo la arquitectura de seguridad continental podría redefinirse de manera bilateral entre Estados Unidos y Rusia. Para Bruselas, el riesgo no es solo territorial sino político: un acuerdo sin su participación debilita su papel estratégico en el continente.
Un acuerdo que promete paz, pero exige concesiones sin precedentes
El documento plantea una disyuntiva para Ucrania: recuperar estabilidad y reconstrucción a cambio de renuncias decisivas, o seguir una guerra larga con un costo humano, económico y territorial cada vez mayor. La propuesta no solo ordena el fin del conflicto; también redibuja el equilibrio de poder entre Rusia, Ucrania, Estados Unidos y la Unión Europea.
Su aceptación depende ahora de una pregunta que excede lo militar: ¿puede un país en guerra aceptar una paz negociada sin haber sido incluido en la negociación?

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