Segunda fumata negra en el Vaticano: el cónclave sigue sin acuerdo y crece la expectativa

La Capilla Sixtina volvió a emitir humo negro y el mundo católico deberá seguir esperando. Los cardenales no logran consensuar al sucesor de Francisco en un clima de debates y tensiones.

Mundo08 de mayo de 2025Alejandro CabreraAlejandro Cabrera
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Fumata Negra

La Iglesia, en pausa mientras la elección se demora

En la mañana de Roma, el ritual se repitió. Otra vez la atención mundial se posó sobre la chimenea que domina la Capilla Sixtina. Y otra vez, como ocurrió en la jornada anterior, el humo fue negro. La señal fue inequívoca: no hubo acuerdo. La Iglesia Católica, en un tiempo de definiciones urgentes, se mantiene sin Papa.

Esta segunda fumata negra confirmó que el proceso para elegir al nuevo líder espiritual de más de 1.300 millones de fieles no será sencillo. Los 133 cardenales con derecho a voto continúan deliberando sin lograr los dos tercios necesarios para que uno de los candidatos se alce con la elección.

La imagen del humo oscuro no es solo una cuestión ceremonial. Expresa con crudeza el peso de las diferencias que atraviesan hoy al colegio cardenalicio. Las tensiones no son menores. En juego no está únicamente un nombre, sino el perfil y el rumbo de la Iglesia en la próxima década.

El fallecimiento de Francisco dejó abiertas heridas, debates y posturas irreconciliables entre quienes apuestan por profundizar las reformas iniciadas por el pontífice argentino y quienes prefieren un retorno a posiciones más tradicionales. Hasta ahora, ninguna de esas visiones logró imponerse.

Una señal que inquieta y prolonga la incertidumbre

La segunda fumata negra sorprendió a muchos. En los días previos al cónclave, circulaba la idea de que la sucesión podría resolverse con relativa rapidez. La primera votación había dejado en claro que los bloques estaban divididos, pero existía la esperanza de que en la segunda jornada se avanzara hacia un consenso.

Nada de eso ocurrió. Lejos de acercarse a una definición, las posiciones parecen haberse mantenido firmes o incluso haberse tensado. El humo negro de este miércoles no fue solo un símbolo. Fue, además, una expresión de la complejidad de los tiempos que atraviesa la Iglesia.

La Plaza San Pedro, donde miles de fieles y turistas se mantienen expectantes, vivió la escena con resignación. Apenas se divisó el humo oscuro, el murmullo se transformó en silencio. Algunos bajaron la mirada. Otros comenzaron a rezar. La ansiedad se palpaba en el aire.

En los alrededores del Vaticano, la prensa internacional reforzó sus coberturas. Las cadenas más importantes del mundo transmitieron en vivo, conscientes de que cada hora sin Papa alimenta la atención global.

Mientras tanto, en el interior de la Capilla Sixtina, el hermetismo es absoluto. Las deliberaciones son secretas. Ningún cardenal puede revelar qué sucede entre esos muros hasta que se anuncie el nuevo pontífice. Pero el humo ya dijo lo suficiente: el consenso aún está lejos.

Qué puede pasar ahora y cómo sigue el proceso

Tras la segunda fumata negra, el cónclave continuará según las reglas que rigen desde hace siglos. Por la tarde se realizarán otras dos votaciones. Si tampoco logran elegir al nuevo Papa, se repetirá el procedimiento en las jornadas siguientes.

Las normas establecen que deben realizarse hasta cuatro votaciones por día: dos por la mañana y dos por la tarde. Cada una de ellas tiene el potencial de definir al sucesor de Francisco. Sin embargo, en caso de que el bloqueo se prolongue durante días, existen mecanismos extraordinarios para forzar una decisión.

En los cónclaves anteriores, si después de numerosos sufragios no se alcanzaba el acuerdo requerido, se optaba por limitar la elección a los dos cardenales más votados. Eso reducía las opciones y obligaba a los sectores enfrentados a tomar partido. Hasta ahora, no se ha llegado a ese escenario, pero cada votación sin resultado acerca esa posibilidad.

Mientras tanto, la vida en el interior del Vaticano se mantiene en modo pausa. Los cardenales están aislados en la Casa Santa Marta, sin contacto con el exterior. Solo abandonan sus habitaciones para trasladarse a la Capilla Sixtina, donde emiten sus votos en absoluto silencio, guiados por la tradición y la responsabilidad que implica elegir al máximo referente espiritual de la Iglesia.

 
 

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