El doble grito de Francisco vuelve a resonar en boca de León XIV

En su primer Regina Coeli, el Papa León XIV reivindicó la encíclica Laudato Si’ y llamó a escuchar tanto a la Tierra como a los pobres. Continuidad espiritual, gesto político y señal de rumbo desde el Vaticano.

Mundo25 de mayo de 2025Alejandro CabreraAlejandro Cabrera
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León - Francisco

No hubo grandes gestos. Solo la palabra pausada, el tono firme y un eco que no parecía propio, sino heredado. León XIV apareció en el balcón papal por primera vez en el tradicional Regina Coeli y, lejos de buscar su propia épica, eligió convocar a la memoria de Francisco.

Desde lo alto de la Plaza de San Pedro, el nuevo pontífice evocó uno de los conceptos centrales de la encíclica Laudato Si’, publicada una década atrás: el “doble grito” que surge de la Tierra y de los pobres. Y pidió que ese clamor se escuche hoy, con más urgencia que nunca.

 
Un mensaje que entrelaza ecología y justicia

León XIV no improvisó. Eligió con claridad su primera línea de continuidad: la defensa de la casa común y de los descartados. Reivindicó que la encíclica no fue solo un alegato ambiental, sino un acto de amor político y pastoral. “La Tierra llora, y los pobres también”, resumió, y en esa frase trazó el hilo que conecta a los pontificados.

No fue solo un recuerdo. Fue un relanzamiento. El Papa saludó a los movimientos que trabajan por la justicia ecológica, alentó iniciativas comunitarias y elevó su voz frente a los modelos que agotan recursos y excluyen pueblos. Fue su forma de advertir: la Iglesia no puede estar al margen de estos procesos, sino ser su conciencia activa.

 
Fraternidad, oración y cercanía como hoja de ruta

El Papa también aprovechó su aparición para enviar un mensaje más amplio, con tono pastoral: pidió unidad, paz y oración en un mundo que duele. Recordó a los pueblos golpeados por la guerra y agradeció las muestras de afecto recibidas desde su elección.

Consciente de los ojos que lo observan, no eligió el carisma, sino la coherencia. Desde la liturgia, proyectó su perfil: un pastor que no quiere impresionar, sino continuar. Un hombre que levanta el mensaje de su antecesor y lo vuelve a poner en marcha.

León XIV no habló de sí mismo. Habló del mundo. Y en ese mundo que sufre, eligió poner el oído donde Francisco lo dejó: en la Tierra herida y en los pobres que claman. El resto, vendrá después.

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