Corrientes busca alianza con La Libertad Avanza y se dispara la tensión interna en el peronismo

Con el cierre del plazo el lunes 29 de junio para registrar alianzas de cara a las elecciones del 31 de agosto, el oficialismo correntino tomó impulso. El pacto entre Gustavo Valdés y el partido de Javier Milei tensiona aún más al peronismo local.

Política27 de junio de 2025Alejandra LarreaAlejandra Larrea
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Gustavo Valdés recibiendo a Javier Milei en Corrientes.

Una jugada de alto riesgo empieza a tomar forma en el tablero político de Corrientes. Con las elecciones provinciales a la vuelta de la esquina y el plazo para registrar alianzas por vencer, el espacio liderado por el gobernador Gustavo Valdés busca cerrar un acuerdo estratégico con La Libertad Avanza. La maniobra reconfigura las tensiones internas en todos los frentes y desata una tormenta en el peronismo, que no logra articular una respuesta eficaz.
Mientras se baraja el nombre del hermano del gobernador como sucesor, la eventual alianza con el partido libertario abre una grieta inesperada en la política local: ¿puede Corrientes convertirse en la primera provincia gobernada por un libertario con apoyo radical?

El plan Valdés: sucesión y poder compartido
La imposibilidad constitucional de presentarse para un nuevo mandato obliga a Valdés a jugar sus últimas cartas con precisión quirúrgica. Su principal apuesta es mantener el control del poder provincial mediante un acuerdo electoral que le garantice la continuidad política, aunque sea sin su nombre en la boleta. En ese marco, se proyecta la candidatura de su hermano como carta fuerte, envuelta en la bandera del oficialismo, pero potenciada por un socio nuevo y disruptivo: La Libertad Avanza.

El modelo no es nuevo: se basa en replicar experiencias exitosas en otras provincias donde los libertarios se plegaron a coaliciones preexistentes sin pretensiones de hegemonía. El objetivo en Corrientes es evitar la fragmentación del voto opositor, sumar fuerzas en un escenario competitivo y, sobre todo, impedir una segunda vuelta que abra la puerta a una sorpresa peronista.

Libertarios con condiciones y respaldo nacional
Del lado libertario, la estrategia es clara: avanzar en los territorios donde la marca Milei conserva altos niveles de imagen positiva. Pero no a cualquier precio. Exigen presencia visible en la fórmula y poder real en la toma de decisiones. A cambio, ofrecen estructura, votos y una narrativa antiestablishment que sigue interpelando a un electorado amplio y volátil.

Las negociaciones incluyeron tensiones, cruces y exigencias. Pero la balanza se inclinó hacia el acuerdo cuando se hizo evidente que, por separado, ninguna de las partes tenía garantizado un triunfo cómodo. La figura presidencial, aunque formalmente distante, avala este tipo de movimientos tácticos que fortalecen su armado territorial sin tener que construir desde cero.

El radicalismo, lejos de resistirse, parece haber entendido que necesita oxígeno y proyección más allá de sus bastiones tradicionales. Aceptar un esquema de poder compartido con los libertarios puede ser incómodo, pero también es funcional a su supervivencia política.

 
Un peronismo paralizado por su propia interna
Mientras el oficialismo redefine el mapa, el peronismo provincial navega en aguas turbulentas. Las diferencias internas, que venían siendo contenidas, estallaron con fuerza ante el nuevo escenario. Las líneas internas discuten candidaturas, estrategias y alianzas sin lograr consenso ni volumen político. La posibilidad de confluir con sectores independientes o figuras externas fue descartada por los principales referentes, generando aún más fricciones.

Un sector insiste en cerrar filas detrás de un dirigente con respaldo nacional, mientras otro plantea abrir la fórmula y apostar por un perfil más territorial. Las tensiones alcanzaron su punto máximo cuando se resolvió excluir de la mesa de negociaciones a figuras con proyección propia que podrían haber ampliado la base electoral. El resultado: fragmentación, acusaciones cruzadas y la sensación de estar llegando tarde, otra vez.

Prohibiciones, encuestas y números en danza
En paralelo a las negociaciones políticas, el oficialismo emitió un decreto que impide la presentación de listas colectoras. La medida, leída por muchos como un intento de limitar la estrategia del peronismo para dividir el voto opositor, generó malestar y ya se anticipan impugnaciones judiciales. La tensión institucional se suma al clima de incertidumbre generalizado.

En el terreno de las encuestas, el panorama muestra una mayoría favorable al rumbo actual del gobierno provincial. Las principales figuras oficialistas lideran la intención de voto, aunque por márgenes que no permiten relajarse. El electorado se muestra volátil y los niveles de rechazo hacia algunos candidatos históricos marcan un cambio de época.

Entre las principales preocupaciones de los correntinos aparecen la inseguridad, la inflación y el desempleo. El debate público está centrado más en la gestión cotidiana que en las grandes narrativas ideológicas. En ese contexto, la oferta electoral que logre transmitir capacidad de gestión y renovación tiene mayores chances de imponerse.

Un laboratorio político con impacto nacional
Corrientes se convierte así en un caso testigo de la nueva política argentina. La posibilidad de una alianza entre un radicalismo pragmático y un libertarismo en expansión abre preguntas sobre el futuro del sistema de partidos. Si la jugada resulta exitosa, podría replicarse en otras provincias e incluso incidir en el tablero nacional.

El peronismo, por su parte, enfrenta el desafío de reconstruir su identidad y su representatividad en un contexto adverso. La fragmentación interna y la falta de estrategia común lo ubican en una posición defensiva, con pocas herramientas para revertir la tendencia.

La cuenta regresiva ya comenzó. Lo que se cierre en los próximos días definirá no solo la elección provincial, sino también el futuro político de varios protagonistas nacionales.

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