“Gordo Dan” al filo: humor y expulsión en la interna de La Libertad Avanza

El influencer Daniel “Gordo Dan” Blanco generó revuelo al elegir una frase irónica para su aparición en el cierre de postulantes de La Libertad Avanza. Un comentario jocoso derivó en su exclusión del armado final, alimentando una polémica interna sobre libertad de expresión y control partidario.

Política22 de julio de 2025Alejandra LarreaAlejandra Larrea
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El influencer Daniel “Gordo Dan” Blanco.

Lo que comenzó como una intervención humorística en el acto del cierre de listas de La Libertad Avanza se convirtió en un detonante político. Daniel "Gordo Dan" Blanco tuvo un gesto irónico frente a las cámaras que no cayó bien entre los cierres de nombres y perfiles. Su broma no fue inocente: su comentario fue interpretado como una crítica al control que ejerce Karina Milei sobre el armado electoral, y terminó siendo excluido del espacio merecedor de un lugar privilegiado.

El episodio muestra la tensión interna de un espacio que se define por su imagen de ruptura, pero que al mismo tiempo exhibe límites concretos sobre la libertad discursiva de quienes lo representan. Así, una frase graciosa se transformó en una señal de advertencia para el movimiento político y para quienes esperaban un lugar en sus listas.

La irrupción de “Gordo Dan” sobrevino durante el acto de inscripción de listas, cuando se le ocurrió interpelar la situación con un comentario jocoso y provocador. Aunque su intención era generar humor y recuperar autonomía discursiva, la frase fue leída internamente como una crítica al exceso de control en la selección de candidatos. Esa tensión entre irreverencia y disciplina terminó por costarle un espacio en el armado final del espacio.

Lejos de pasar desapercibido, su gesto se viralizó en redes. Una grabación lo muestra mostrando la mano abierta y susurrando una frase cuyo doble sentido fue suficiente para encender debates internos. En pocos minutos se convirtió en trending topic de X (antes Twitter), generando apoyo en sectores libertarios, pero también reprimendas desde el comando central de campaña.

La decisión de dejarlo afuera no implica necesariamente censura, aseguran desde el entorno de Karina Milei, sino un ajuste necesario para controlar la línea discursiva del espacio. El gesto de Dan resuena como un comodín incómodo: su exposición mediática podría opacar o desviar el foco del armado político electoral. Para algunos, la medida resulta lógica; para otros, una señal de intolerancia al disenso improvisado.

En la práctica, la situación dejó en evidencia una contradicción interna: La Libertad Avanza se define por su afirmación de libertad, pero limita la libertad de esos mismos actores que aparecen como multiplicadores del mensaje. Un movimiento que recurrió a influencers para amplificar su campaña, ahora reduce a uno de ellos cuando su irónico estilo excedió el límite.

La repercusión fue inmediata en las redes libertarias. Desde varias voces se escucharon reproches contra Karina y el núcleo de la campaña por autoritario, por castigar a quien aportó visibilidad. El enfrentamiento, aunque menor, encendió la llama de una grieta ideológica inevitable: ¿dónde está el límite de lo humorístico en una campaña que se jacta de promoción del pensamiento crítico?

El desenlace plantea también una pregunta clave para el oficialismo: si intenta disciplinar su mensaje hasta el detalle, corre el riesgo de espantar a quienes lo vieron como una plataforma de expresión genuina. El equilibrio entre control y apertura es frágil, y el "caso Dan" se transformó en la primera prueba pública para medir la tolerancia interna.

El paso de "Gordo Dan" por el acto de cierre fue breve, pero dejó un dejo de ironía y un aviso serio: incluso dentro del mensaje libertario hay fronteras que no se deben cruzar. Su exclusión no es un simple ajuste táctico, sino una advertencia clara sobre hasta dónde puede llegar la broma en un armado político que busca consolidarse en serio.

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