Polémica en la ANAC: denuncian despidos de técnicos y reemplazos con militantes libertarios

El gobierno fue acusado de echar personal especializado en seguridad aérea y designar en su lugar a cuadros afines a La Libertad Avanza. La oposición habla de improvisación y riesgo institucional.

Política29 de julio de 2025Alejandra LarreaAlejandra Larrea
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ANAC: denuncian despidos de técnicos y reemplazos con militantes libertarios.

La Agencia Nacional de Aviación Civil (ANAC) se convirtió en epicentro de una nueva controversia. Denuncias provenientes del ámbito sindical y político alertan sobre el despido masivo de trabajadores con formación técnica específica, que habrían sido reemplazados por personas sin experiencia en la industria aeronáutica, vinculadas al oficialismo libertario.

La medida generó un fuerte cruce entre el Gobierno y sectores de la oposición, que acusan a la administración de Javier Milei de poner en riesgo la seguridad operativa y de utilizar cargos estratégicos como refugio para militantes afines.

Según trascendió, los despidos alcanzaron a inspectores de vuelo, controladores de seguridad operacional y personal administrativo con trayectoria comprobada en la ANAC. En varios casos se trataba de empleados de planta con formación técnica específica y evaluaciones positivas durante años.

En reemplazo, habrían sido nombradas personas sin antecedentes en aviación, pero con vínculos con agrupaciones libertarias, jóvenes militantes activos en redes sociales y hasta ex asesores legislativos sin vínculo previo con el sector aeronáutico.

La oposición denunció una “purga ideológica” en un organismo clave para la seguridad aérea del país. Legisladores de diferentes bloques alertaron sobre la fragilidad operativa que podría derivarse de estas decisiones, especialmente en áreas como el control de mantenimiento, auditorías de pistas y regulación de vuelos comerciales.

Desde el Ejecutivo minimizaron las críticas y aseguraron que se trata de una reestructuración necesaria para “eliminar privilegios” y “modernizar” el Estado. En off, funcionarios defendieron la rotación de cuadros y aseguraron que los nuevos ingresos cumplen con los requisitos básicos para los cargos designados.

Sin embargo, los gremios aeronáuticos encendieron las alarmas. ATE-ANAC y otras organizaciones del sector rechazaron los despidos y convocaron asambleas en aeropuertos de todo el país. También advirtieron que, de no revertirse la situación, podrían impulsar medidas de fuerza que afectarían vuelos durante las vacaciones de invierno.

El clima interno en la ANAC es tenso. Muchos trabajadores temen nuevas cesantías y hablan de una “intervención silenciosa” impulsada desde los despachos libertarios. Algunos funcionarios de carrera presentaron su renuncia ante el desplazamiento de áreas técnicas por referentes sin experiencia.

El conflicto llega además en un momento delicado para la aviación nacional, con aeropuertos saturados, reducción de frecuencias y quejas por falta de personal en áreas de control y fiscalización. La ANAC, que debe velar por el cumplimiento de normas internacionales de seguridad, podría quedar debilitada en su capacidad de supervisión.

El Gobierno mantiene firme su discurso de desburocratización y considera que los organismos estatales fueron históricamente “nichos de militancia política camuflados como tecnocracia”. Sin embargo, los cuestionamientos a los nuevos nombramientos se acumulan, sobre todo por su falta de idoneidad técnica.

En paralelo, la oposición presentó pedidos de informes y busca que los funcionarios de la ANAC comparezcan ante el Congreso para dar explicaciones. También se evalúa judicializar algunos de los despidos, bajo la figura de persecución laboral y vaciamiento institucional.

Mientras tanto, organismos internacionales de aviación civil siguen de cerca la evolución del conflicto. Una degradación de estándares en materia de inspección, mantenimiento o regulación podría tener consecuencias en la calificación de seguridad aérea argentina ante entes globales.

El episodio abre un nuevo capítulo en el debate sobre el rol del Estado, el lugar de la militancia en la gestión pública y el equilibrio entre recortes presupuestarios y capacidad técnica. Y deja una pregunta latente: ¿qué pasa cuando la ideología aterriza en la torre de control?

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