Incendios forestales en Jujuy y Salta: emergencia activa, evacuaciones, múltiples focos y climatología adversa

En Jujuy, el fuego arrasa Alto Comedero y Palpalá con diez dotaciones de bomberos. En Salta, el viento Toro y alertas naranja intensifican focos en zonas urbanas y rurales.

Actualidad01 de agosto de 2025Alejandra LarreaAlejandra Larrea
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Incendios forestales en Jujuy y Salta.

El inicio del mes en el noroeste argentino estuvo marcado por un fenómeno que ya toma carácter de crisis: simultáneos incendios forestales en Jujuy y Salta que obligan a evacuaciones, provocan cortes de rutas y disparan alertas institucionales por peligro inminente. Las condiciones climáticas extremas —sequedad, altas temperaturas y vientos intensos— alimentan frentes que ganan terreno con rapidez.

En Jujuy, los focos más críticos se concentran en los barrios Alto Comedero y Palpalá, dentro del Gran San Salvador. Diez dotaciones de bomberos —entre provinciales, voluntarios y brigadas interjurisdiccionales— combaten múltiples frentes que avanzan sobre viviendas y zonas residenciales cercanas. Las llamas alcanzaron zonas densamente pobladas como Tupac Amaru y Aires del Alto, con riesgo para al menos 48 casas JUMI y 50 de IVUJ; la evacuación preventiva alcanzó a familias incluso cuando el fuego aún no tocó las estructuras.

Las ráfagas de viento Zonda, que superaron los 70 km/h con picos por encima de los 90 km/h, impulsaron los incendios y obligaron a cortes de la Ruta 66 y accesos secundarios. La visibilidad fue reducida por el humo, complicando las operaciones de emergencia. Autoridades y vecinos coincidieron en describir el escenario como “inédito”, con incendios que emergían sobre terrenos baldíos y se propagaban directamente hacia viviendas vulnerables. La alerta naranja se mantuvo vigente durante toda la jornada, con énfasis en evitar actividades que pudieran provocar nuevos focos.

Mientras tanto, en Salta también comenzó el mes con incendios que alertan por su magnitud y vulnerabilidad de zonas urbanas. Un fuego de gran entidad se produjo en un descampado del barrio Juan Pablo II, en el sur de la ciudad capital. El avance fue rápido, favorecido por vientos del tipo Toro que elevan las temperaturas hasta 31 °C y reducen la humedad bajo el 30 % —una combinación conocida como peligro extremo para incendios. Se estiman más de 60 hectáreas afectadas en la capital salteña, con 65 focos operativos controlados desde junio, además de otros en zonas como el Valle de Lerma y barrios del norte provincial.

Bomberos voluntarios y funcionarios de Defensa Civil intervinieron en varios sectores, incluidas zonas recreativas y residenciales. Si bien no se reportaron heridos, sí hubo daños materiales y riesgo directo a viviendas cercanas. Las autoridades recomendaron a los vecinos permanecer en sus hogares, mantener ventanas cerradas y extremar la vigilancia sobre actividades al aire libre como quemas o arrojar colillas.

La gravedad del panorama ecológico y social fue cubierta por cifras y testimonios que reflejan coordinación institucional y solidaridad ciudadana. En Jujuy, vecinos colaboraron con mangueras y herramientas manuales; en Salta, los protocolos ya están activados. La falta de planificación urbana —viviendas adyacentes a pastizales, sin cortafuegos— y las sequías prolongadas intensifican el riesgo.

Aunque este tipo de incendios es común en agosto, el contexto actual —sequía histórica, vientos extremos y ignición humana en gran parte de los casos— lo convierte en una situación excepcional. Ambas provincias emitieron comunicados pidiendo reportes inmediatos ante columnas de humo, prohibición de quemas y colaboración con el sistema 911 para habilitar rápido el protocolo de emergencias.

La jornada dejó al descubierto tanto la fragilidad ambiental de estas regiones como la capacidad de respuesta comunitaria y estatal. Las dotaciones seguirán operando sin pausa durante las próximas horas, mientras se monitorea la evolución climática y se intenta cortar la propagación. Por ahora, no hay víctimas fatales registradas, pero sí una fuerte alteración de la vida cotidiana y posibilidad de nuevos rebrotes mientras persistan las condiciones extremas.

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