Trump, el Mossad y la guerra en Gaza: el giro inesperado que sacude a Netanyahu

Más de 500 exjefes de seguridad israelíes firmaron una carta pidiendo el fin de la guerra en Gaza. Pero el impacto mayor llegó cuando Donald Trump respaldó el mensaje y pidió públicamente un cambio de rumbo. El gobierno de Netanyahu, cada vez más presionado.

Medio Oriente04 de agosto de 2025Alejandra LarreaAlejandra Larrea
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Piden el fin de la guerra en Gaza.

La guerra en Gaza entró en una fase crítica. Pero esta vez, las señales no provienen de Hamás ni de la ONU, sino del propio corazón del aparato de seguridad israelí. Más de 500 exjefes del ejército, la inteligencia y las fuerzas especiales firmaron una carta abierta pidiendo al gobierno de Benjamín Netanyahu que ponga fin al conflicto armado, argumentando que la estrategia actual no solo es ineficaz, sino que también compromete el futuro del Estado de Israel.

La declaración sorprendió por su tono directo y por la identidad de los firmantes: exdirectores del Mossad, generales retirados, exfuncionarios del Shin Bet y comandantes clave de unidades militares que han liderado operaciones encubiertas durante décadas. Todos coincidieron en señalar que la prolongación de la guerra en Gaza no sólo causa un daño humanitario inmenso, sino que está erosionando la legitimidad internacional del país y poniendo en peligro la cohesión interna.

Pero el verdadero terremoto político ocurrió cuando el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, salió públicamente a apoyar el contenido de la carta. En una entrevista reciente, Trump pidió que se “escuche con seriedad” a los exlíderes israelíes y cuestionó la prolongación del conflicto. “Israel debe reconsiderar su estrategia. La paz no se logra con bombas perpetuas”, declaró. El mensaje cayó como una bomba en Jerusalén: fue la primera vez que el republicano, tradicional aliado de Netanyahu, se pronunció en contra de la actual ofensiva militar.

La intervención de Trump no solo generó desconcierto en el gobierno israelí, sino también en sectores del lobby proisraelí en Estados Unidos, que ven con preocupación una posible fractura en el respaldo político estadounidense. Aunque el actual gobierno de Joe Biden ha mantenido su apoyo a Israel, el posicionamiento de Trump —figura dominante dentro del Partido Republicano— introduce un nuevo elemento de presión sobre Netanyahu.

El primer ministro israelí rechazó la carta firmada por los exjefes de seguridad, asegurando que “no es momento para vacilaciones” y que “Israel está más cerca que nunca de una victoria definitiva sobre los terroristas de Gaza”. Sin embargo, dentro del propio gobierno se escuchan voces de malestar. Algunos ministros moderados ven con inquietud el aislamiento internacional que se profundiza y los cuestionamientos crecientes dentro del aparato de defensa.

La carta de los exfuncionarios no se limita al aspecto militar. Plantea que la prolongación de la guerra ha debilitado la moral de la población, ha generado una fractura generacional, y ha puesto en riesgo la democracia israelí al concentrar poder en manos del ejecutivo sin controles eficaces. También critica el impacto económico de la ofensiva prolongada y alerta sobre la posibilidad de que surjan nuevas insurgencias regionales si no se restablece una vía política de negociación.

Desde Gaza, la situación humanitaria es crítica. A pesar de los esfuerzos de ayuda internacional, las operaciones israelíes continúan afectando zonas densamente pobladas y han generado un desplazamiento masivo de civiles. La presión sobre Israel en organismos multilaterales ha crecido, y algunas voces en Europa ya comienzan a pedir sanciones diplomáticas o comerciales si no se modifica el rumbo.

En este contexto, la figura de Trump se vuelve un factor clave. Su declaración no es solo una opinión personal, sino una señal para sus aliados en Washington y para los sectores más conservadores del sionismo político. Si el ala dura estadounidense se aparta de Netanyahu, el primer ministro podría quedar aún más aislado, justo cuando enfrenta problemas internos, protestas masivas y cuestionamientos judiciales.

El mensaje de los exjefes de seguridad también tiene otro destinatario: el pueblo israelí. Apelan a la experiencia de décadas para advertir que la estrategia actual conduce a un callejón sin salida. No cuestionan la necesidad de defenderse, pero sí la falta de una visión política a largo plazo. “No hay victoria militar sin horizonte político”, escribieron.

Israel se encuentra ante una encrucijada. La continuidad de la guerra en Gaza no solo implica costos humanos y materiales, sino que comienza a modificar el equilibrio de fuerzas tanto a nivel interno como externo. El respaldo incondicional que supo tener en Washington ya no es tan sólido. Y las advertencias no vienen de enemigos, sino de quienes alguna vez dirigieron la seguridad del Estado.

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