Mientras el Congreso rechazaba su veto, Milei seguía la votación desde la Casa Rosada

El rechazo al veto presidencial en materia de discapacidad encendió alarmas en el Gobierno. Funcionarios y asesores analizan cómo recuperar iniciativa en un Congreso que mostró capacidad de unirse en contra del oficialismo.

Política20 de agosto de 2025Alejandra LarreaAlejandra Larrea
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Milei seguía la votación desde la Casa Rosada.

La Casa Rosada amaneció golpeada luego de la votación en Diputados que rechazó el veto presidencial a la ley de emergencia en discapacidad. El resultado dejó al Gobierno en una posición incómoda, evidenciando la fragilidad de sus alianzas parlamentarias y la dificultad para sostener disciplina legislativa.

El episodio no solo implicó una derrota política, sino que expuso la posibilidad de que se repitan escenarios adversos en el corto plazo, obligando al oficialismo a recalcular su estrategia.

El rechazo al veto presidencial representó un duro llamado de atención para la Casa Rosada. La votación mostró una convergencia opositora inesperada y la fractura de algunos aliados, lo que dejó al bloque oficialista en minoría. Este resultado impacta directamente en la capacidad del Ejecutivo para sostener su agenda legislativa en un contexto de fragmentación política.

Funcionarios cercanos al Presidente reconocieron la magnitud del golpe, aunque intentaron relativizarlo. En la intimidad, la preocupación es evidente: la imposibilidad de sostener una votación clave en Diputados abre interrogantes sobre la fortaleza de las negociaciones que se avecinan.

El resultado también aceleró reuniones en el entorno presidencial. En la Casa Rosada se multiplicaron los encuentros para evaluar escenarios y diseñar una estrategia que permita recomponer puentes con bloques aliados. El riesgo de que la oposición encuentre puntos de consenso mínimos para seguir imponiendo derrotas al oficialismo es una de las principales alertas.

El Gobierno teme que la dinámica de “mayorías circunstanciales” se consolide en el Congreso, debilitando su capacidad de imponer agenda. En ese marco, la conducción presidencial enfrenta el desafío de combinar gestos de flexibilidad con la necesidad de mantener cohesión interna.

Analistas señalan que el revés parlamentario puede derivar en un reacomodamiento político más amplio. La votación en discapacidad se convirtió en un símbolo de las dificultades del Gobierno para sostener apoyos, y marcó un precedente para futuras discusiones en torno a jubilaciones, asignaciones y políticas sociales.

La oposición, en tanto, celebró el resultado como una demostración de que el Congreso puede marcar límites al Ejecutivo. La Casa Rosada, en cambio, se vio obligada a evaluar cómo reconstruir autoridad y recuperar la iniciativa, en un escenario de creciente tensión con el Poder Legislativo.

El malestar también se trasladó al plano comunicacional. Desde sectores cercanos al oficialismo se intentó instalar la idea de que el revés es parte del “juego democrático” y no un quiebre político, pero puertas adentro reconocen que la señal es más grave de lo que se admite públicamente.

El desafío para el Gobierno es claro: recuperar capacidad de negociación y evitar que el Congreso se convierta en un terreno fértil para nuevas derrotas. La Casa Rosada sabe que el tiempo juega en su contra y que la solidez de sus alianzas será determinante en lo que resta del año parlamentario.

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