Trump afirma que el fin de la guerra entre Israel y Hamas está “muy cerca” y prepara un viaje a Medio Oriente

El expresidente estadounidense Donald Trump aseguró que el conflicto entre Israel y Hamas podría concluir en los próximos días gracias a los avances de un plan de paz impulsado por su equipo diplomático. El mandatario republicano, que busca consolidarse como figura global de negociación, adelantó que podría viajar al Medio Oriente hacia el fin de semana para supervisar los últimos pasos del acuerdo.

Medio Oriente09 de octubre de 2025Alejandro CabreraAlejandro Cabrera
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Un mensaje cargado de optimismo y cálculo político

En declaraciones realizadas en Washington, Trump afirmó que la guerra “está a punto de terminar” y que existe una “gran posibilidad de alcanzar la paz antes del domingo”. Según adelantó, los principales actores regionales ya aceptaron los lineamientos iniciales de su propuesta, centrada en un alto el fuego inmediato, la liberación de rehenes y un plan internacional de reconstrucción de Gaza.

La afirmación llega en un momento de fuerte desgaste internacional. Tras más de un año de conflicto, los ataques cruzados entre Israel y Hamas dejaron decenas de miles de muertos y una destrucción sin precedentes en el enclave palestino. Las negociaciones previas, lideradas por Egipto y Qatar, habían fracasado por desacuerdos sobre el desarme de Hamas y la administración civil del territorio.

Trump intenta presentarse como el mediador capaz de romper ese ciclo. En su discurso ante militantes republicanos, señaló: “No hay nadie en este planeta que entienda mejor cómo negociar la paz que yo. Lo hice en Medio Oriente una vez y lo volveré a hacer”. La frase fue recibida con ovaciones por sus seguidores, pero también con escepticismo en el plano diplomático.

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El plan de paz y su lógica

De acuerdo con fuentes cercanas al equipo negociador, la propuesta contempla una suspensión total de las hostilidades durante un período inicial de 15 días, la liberación simultánea de prisioneros israelíes y palestinos, la retirada parcial de tropas israelíes hacia las fronteras previas a la ofensiva y la apertura de corredores humanitarios supervisados por Naciones Unidas.

El segundo tramo, más complejo, apunta a establecer una administración interina en Gaza con participación de países árabes y mediación internacional. Esta fase, sin embargo, enfrenta resistencias dentro del propio gabinete israelí, que rechaza cualquier fórmula que implique compartir control territorial.

Trump habría mantenido conversaciones con altos funcionarios israelíes, egipcios y turcos para asegurar el cumplimiento de los acuerdos iniciales. También busca el apoyo de Arabia Saudita, clave para financiar la reconstrucción del enclave. Si logra ese compromiso, el pacto podría convertirse en el mayor avance diplomático desde los Acuerdos de Abraham firmados durante su primer mandato.

Escenarios posibles y resistencias internas

En Israel, la noticia fue recibida con cautela. El gobierno de Benjamin Netanyahu atraviesa divisiones internas entre los sectores más duros, que exigen mantener la ofensiva hasta eliminar por completo a Hamas, y los moderados, que reconocen que la guerra ha alcanzado un punto de desgaste insostenible.

Entre los palestinos, la situación es aún más frágil. Hamas enfrenta presiones internas y la desconfianza de una población devastada por los bombardeos. Aunque su liderazgo no ha desmentido los contactos con intermediarios estadounidenses, existe resistencia a firmar un acuerdo que no contemple garantías políticas ni control local sobre la reconstrucción.

En este contexto, Trump intenta posicionarse como un “presidente de la paz”, un título que podría reforzar su campaña internacional. En los últimos meses, ha insistido en su papel como artífice del equilibrio en Medio Oriente y en la necesidad de una “nueva era de estabilidad basada en la fuerza”.

El peso simbólico de un viaje

El posible viaje de Trump a la región busca enviar un mensaje político global: que el liderazgo estadounidense puede restaurarse a partir de la acción directa y la diplomacia personal. Según trascendió, el itinerario incluiría reuniones en Israel, Egipto y Arabia Saudita, además de una escala en Turquía.

El equipo de seguridad del expresidente trabaja en los preparativos logísticos, conscientes del riesgo que implica su presencia en un escenario todavía militarizado. Aun así, Trump insiste en que “estar en el terreno es esencial para cerrar acuerdos reales”.

En términos simbólicos, su visita podría marcar un punto de inflexión. Si el alto el fuego se concreta bajo su mediación, se convertiría en un triunfo político con repercusión global. Pero si las negociaciones fracasan, quedaría asociado a un nuevo intento fallido de paz en la región más inestable del planeta.

La diplomacia como escenario electoral

El anuncio también se lee en clave electoral. Con los comicios estadounidenses cada vez más cerca, Trump busca reforzar su imagen de estadista ante el electorado moderado. Durante su presidencia anterior, logró los Acuerdos de Abraham entre Israel y varias naciones árabes, un logro que su equipo presenta ahora como antecedente directo de su actual mediación.

Sus adversarios demócratas lo acusan, en cambio, de utilizar el conflicto para obtener rédito político. Argumentan que la Casa Blanca actual ha mantenido abiertos canales diplomáticos más consistentes y que su intervención podría “politizar un proceso extremadamente delicado”.

No obstante, el discurso de Trump resuena con fuerza entre votantes republicanos que valoran su retórica de orden, autoridad y éxito negociador. En cada mitin, repite la misma idea: “Donde otros ven caos, yo veo oportunidad”.

Expectativa y cautela

Las próximas horas serán decisivas. Si las partes ratifican los primeros acuerdos y Trump confirma su viaje, el tablero diplomático del Medio Oriente podría girar abruptamente. En cambio, si surgen nuevos enfrentamientos o se filtran desacuerdos, el optimismo inicial se desvanecerá como tantas veces antes.

En Gaza, los equipos humanitarios se preparan para un eventual alto el fuego, mientras las familias siguen buscando sobrevivientes entre los escombros. En Tel Aviv, el gobierno evalúa los riesgos de firmar un pacto bajo la presión internacional. En Washington, el clima político se tensa: cada paso de Trump es interpretado como un movimiento electoral, pero también como un intento de recuperar el protagonismo global que Estados Unidos perdió en los últimos años.

La guerra podría estar cerca de su fin, o simplemente en una nueva pausa. La historia reciente del Medio Oriente enseña que la paz, cuando se anuncia, suele ser apenas el comienzo de otra batalla.

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