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El presidente argentino publicó en X una imagen de un león vestido de Papa en alusión al nuevo pontífice, en un gesto que fue interpretado como una falta de respeto total hacia la comunidad católica y un acto de ignorancia sobre el significado profundo del nombre León en la tradición de la Iglesia.
Opinión08 de mayo de 2025Javier Milei volvió a hacerlo. En medio del clima mundial de recogimiento y solemnidad por la elección de un nuevo Papa, el mandatario argentino eligió la senda de la burla y la falta de respeto. Desde su cuenta oficial en X (ex Twitter), difundió una imagen creada por inteligencia artificial en la que un león —su habitual alter ego— aparece vestido con las vestiduras papales.
La publicación estuvo acompañada por un mensaje cargado de soberbia: "Las fuerzas del cielo han dado su veredicto de modo muy claro y contundente. No más palabras Sr. Juez. Fin."
En cuestión de minutos, el tuit se viralizó y desató una ola de indignación. No era para menos. El contexto no podía ser más delicado: acababa de ser consagrado el nuevo Papa, León XIV, una figura que representa para más de mil millones de católicos en todo el mundo la continuidad espiritual y moral de la Iglesia.
Milei, sin embargo, decidió enrostrar su narcisismo en un momento de profunda significación religiosa. Lo que para sus fanáticos puede haber sido un guiño irreverente, para el mundo católico fue lisa y llanamente un insulto.
Ignorancia supina sobre la historia y el simbolismo papal
La elección del nombre León en la historia de los papas está lejos de ser un mero capricho. León es un símbolo de fortaleza, pero no de violencia. León es el nombre de papas que han defendido a la Iglesia en tiempos de crisis, que han hablado por los pobres y que han sostenido la fe ante persecuciones y amenazas.
León I, conocido como León Magno, fue quien enfrentó a Atila el Huno, no con espadas ni con gritos, sino con diplomacia y sabiduría. León XIII, en tiempos más modernos, escribió la encíclica Rerum Novarum, fundando la Doctrina Social de la Iglesia, la cual se convirtió en un faro para los trabajadores y los desposeídos en plena revolución industrial.
El nombre León, dentro de la Iglesia, es un estandarte de servicio, templanza y justicia. Todo lo contrario a lo que Milei representa cuando se autoproclama "león" para denigrar a sus adversarios y alimentar su retórica del odio y la destrucción.
En ese contexto, la imagen difundida por el presidente argentino no solo es una broma de mal gusto. Es un acto que denota su profundo desconocimiento —o peor aún, su desprecio— por el legado espiritual que el nuevo pontífice ha decidido honrar con su nombre.
Entre la soberbia y la falta de sentido común
Este nuevo episodio en la guerra simbólica de Milei evidencia, una vez más, los rasgos más peligrosos de su personalidad política. La provocación como regla, el desprecio por los símbolos ajenos como estrategia de marketing y la constante necesidad de ponerse a sí mismo en el centro de todo, incluso por encima de figuras universales de respeto como el Papa.
No es la primera vez que Milei ataca o ridiculiza al Vaticano. Durante años cargó con furia desmedida contra el Papa Francisco, a quien llegó a calificar de "representante del maligno". Aunque intentó recomponer la relación por conveniencia política tras asumir la presidencia, cada acción parece contradecir sus gestos diplomáticos.
El nuevo tuit no es un desliz casual. Es parte de un patrón: ante cada ocasión solemne, Milei prefiere la burla. Ante cada símbolo de unidad o tradición, elige la destrucción. En cada oportunidad para elevar el tono y mostrarse como estadista, opta por bajarlo al barro de las redes sociales.
En este caso, el daño es mayor. No es solo una chicana política. Es un agravio directo a millones de católicos que, en todo el mundo, vieron en la elección de León XIV un mensaje de esperanza, renovación y fe.
Una falta de respeto inadmisible
En tiempos donde la convivencia pacífica entre credos y la tolerancia se vuelven valores imprescindibles, la actitud del presidente argentino resulta particularmente grave.
Burlarse del Papa —máxime en su primer día como líder espiritual de la Iglesia— es una bofetada no solo para la institución religiosa, sino para todos aquellos que creen en el diálogo, la diversidad y el respeto como bases fundamentales de la sociedad.
La imagen del león papal no es un meme inocente. Es la expresión vulgar de un pensamiento egocéntrico que no reconoce límites ni entiende de solemnidades. Es la arrogancia hecha política.
Milei no solo se burla del Papa. Se burla de la fe. Se burla de la tradición. Se burla de la historia. Y, sobre todo, se burla de los millones de argentinos que profesan su religión en silencio, con humildad y sin pretender imponerle al mundo su cosmovisión.
En definitiva, mientras León XIV inicia su pontificado con gestos de paz y reconciliación, el "león" argentino sigue rugiendo desde la soberbia, el desprecio y el desconocimiento.
Y ese rugido, cada vez más estridente, suena vacío.
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