El presidente argentino mantuvo una reunión de alto nivel con el secretario de Salud de EE.UU., figura clave de la administración Trump. Hablaron sobre cooperación sanitaria, reformas estructurales y el retiro de Argentina de la OMS. La visita consolida el alineamiento político entre ambos gobiernos. El encuentro no solo ratifica el giro internacional del gobierno libertario, sino que insinúa un nuevo marco bilateral en salud, basado en desregulación, autonomía nacional y crítica a los organismos multilaterales.
Política27 de mayo de 2025
Alejandro Cabrera
Una cita que marca rumbo
Robert F. Kennedy Jr., titular del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos, fue recibido este martes en la Casa Rosada por Javier Milei. Estuvieron acompañados por el ministro de Salud argentino, Mario Lugones, y el canciller Gerardo Werthein. Durante más de una hora, conversaron sobre cooperación estratégica en salud, impulso a reformas institucionales y un tema sensible: el retiro de Argentina de la Organización Mundial de la Salud.
La visita de Kennedy Jr. no fue casual. Se trata de un actor político con fuerte simbolismo: sobrino del expresidente John F. Kennedy, heredero de una dinastía demócrata, pero convertido en emblema de la nueva derecha libertaria bajo el ala de Trump. Su llegada al país es una señal política hacia el exterior, pero también hacia el interior del gobierno argentino: hay un modelo sanitario que se quiere replicar.
Salud, soberanía y OMS
Uno de los ejes centrales del encuentro fue el abandono de Argentina de la Organización Mundial de la Salud. La decisión, polémica, se fundamenta en la supuesta falta de transparencia del organismo durante la pandemia y su escasa capacidad de respuesta. Kennedy Jr., crítico histórico de la OMS, respaldó la decisión del gobierno argentino.
Milei, por su parte, sostuvo que el país necesita independencia sanitaria y que las políticas públicas deben responder a evidencia real, no a lineamientos globales sin control democrático. El modelo que promueven ambos gobiernos incluye una menor intervención estatal, mayor protagonismo del sector privado y un enfoque centrado en la libertad de decisión individual.
También se discutieron estrategias de combate a enfermedades crónicas, cooperación técnica y la posibilidad de acuerdos bilaterales para importar medicamentos con trazabilidad directa. Argentina busca romper la dependencia con los intermediarios internacionales y Kennedy Jr. ofreció canales directos con laboratorios estadounidenses bajo supervisión bilateral.
Más allá de la salud
La visita de Kennedy Jr. se inscribe en una serie de encuentros de alto perfil entre ambas administraciones. En las últimas semanas, también pasaron por Buenos Aires el secretario del Tesoro de EE.UU., Scott Bessent, y el jefe del Comando Sur, Alvin Holsey. Todos forman parte del círculo íntimo del expresidente Trump, lo que ratifica la sintonía entre Washington y Buenos Aires.
El vínculo entre Milei y Trump no se limita a afinidad ideológica: se traduce en una arquitectura diplomática que se distancia del multilateralismo tradicional y prioriza acuerdos directos, pragmáticos y basados en “naciones soberanas que negocian de igual a igual”.
Kennedy Jr. es una figura polémica. Acusado de difundir desinformación sobre vacunas en el pasado, moderó su discurso desde que asumió como funcionario. Hoy promueve reformas del sistema de salud basadas en la transparencia, el control de laboratorios y el empoderamiento del paciente. Ese enfoque encontró eco en el ideario del gobierno argentino.
Un vínculo estratégico en construcción
La reunión de este martes fortalece una alianza en pleno proceso de consolidación. El gobierno de Milei ya decidió alinearse con Washington en materia de defensa, energía, finanzas y ahora salud. Lo que era una simpatía ideológica empieza a convertirse en política de Estado.
Kennedy Jr. dejó Buenos Aires sin declaraciones públicas. Pero en el entorno presidencial aseguran que el diálogo fue “fluido, frontal y muy positivo”. En tiempos de realineamientos globales, la Casa Rosada apuesta fuerte a este vínculo. Y con cada visita, el mensaje se hace más claro: Milei no se aísla, se reposiciona.
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