Condena internacional a Hamas por difundir videos de rehenes: el uso del dolor como arma política

Gobiernos de Europa y Estados Unidos repudiaron las imágenes publicadas por Hamas donde se muestra a ciudadanos israelíes secuestrados en Gaza.

Medio Oriente04 de agosto de 2025Alejandra LarreaAlejandra Larrea
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Repudio a las imágenes publicadas por Hamas donde se muestra a ciudadanos israelíes secuestrados.

La guerra en Gaza sumó en las últimas horas un nuevo capítulo que provocó el repudio de gran parte de la comunidad internacional. Hamas difundió varios videos en los que aparecen rehenes israelíes capturados durante los primeros ataques del conflicto, visiblemente agotados, en contextos de encierro y con mensajes grabados bajo presión. La publicación de ese material provocó la condena inmediata de líderes occidentales, que calificaron la acción como un acto de crueldad y manipulación emocional.

En las imágenes, los rehenes —en su mayoría civiles, algunos de ellos jóvenes— aparecen leyendo textos donde piden al gobierno israelí que acceda a un alto el fuego o que negocie su liberación. Según las autoridades de Israel, esos mensajes fueron grabados bajo coacción, y los protagonistas no tienen libertad de expresión ni contacto con el exterior. La difusión se dio a través de redes sociales y canales vinculados a Hamas, en una secuencia coordinada que apunta claramente a generar impacto público.

La reacción de los gobiernos occidentales fue inmediata. Representantes de Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania expresaron su “repudio absoluto” a la utilización de civiles secuestrados como instrumento de propaganda política y advirtieron que se trata de una violación grave al derecho internacional humanitario. También remarcaron que Hamas debe garantizar la integridad física y psíquica de los rehenes, y permitir su acceso a organismos neutrales.

El gobierno de Israel, por su parte, respondió con dureza. El primer ministro reafirmó que no cederá ante chantajes y denunció que los videos forman parte de una estrategia de guerra psicológica. En paralelo, se intensificaron los bombardeos sobre puntos estratégicos de Gaza y se reforzaron las operaciones de inteligencia para intentar localizar los sitios de cautiverio.

El episodio provocó una fuerte reacción también dentro de Israel. Las familias de los rehenes pidieron públicamente que se detenga la difusión de los videos y reclamaron mayor protección a sus seres queridos. Muchas de ellas, que hasta ahora mantenían la esperanza de un rescate pacífico o una negociación internacional, denunciaron que el uso mediático del sufrimiento humano convierte la guerra en un espectáculo de dolor.

Organismos internacionales especializados en derechos humanos también se manifestaron. Advirtieron que la exhibición pública de personas retenidas contra su voluntad vulnera no solo tratados internacionales, sino también principios básicos de dignidad. Además, alertaron sobre el riesgo de que otros grupos armados en distintas partes del mundo imiten este tipo de estrategias, degradando aún más los estándares de la guerra moderna.

La difusión de los videos ocurre en un momento delicado del conflicto. Israel endureció su ofensiva militar, Hamas multiplicó los mensajes destinados a movilizar a la opinión pública regional, y el clima global se vuelve cada vez más sensible. En ese marco, cada imagen, cada gesto y cada mensaje tiene un impacto político y emocional descomunal.

No es la primera vez que se utilizan rehenes como herramienta de presión, pero la escala de difusión y la intensidad emocional de los videos difundidos esta semana superan antecedentes previos. El uso de redes sociales como canal principal amplifica el efecto y expone a las víctimas a una audiencia global sin filtros ni contexto.

En las próximas horas, se espera que el Consejo de Seguridad de la ONU debata la situación. Algunos países intentarán incluir una declaración formal de condena y exigir que Hamas permita el acceso inmediato de la Cruz Roja Internacional a los lugares donde se encuentran los rehenes. La respuesta del grupo islamista aún no ha sido oficial, aunque se descuenta que utilizará la exposición mediática como parte de su estrategia negociadora.

Lo que queda en evidencia es que el conflicto ya no se libra sólo con misiles ni tanques. También se disputa en pantallas, redes y discursos. Y en ese terreno, el dolor humano se convierte, lamentablemente, en una herramienta más de combate.

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