Burger King Argentina cambia de manos: un grupo local avanza en la compra de la cadena

La firma mexicana que administra la marca en el país decidió vender su operación local. Un grupo gastronómico argentino se perfila como comprador y busca mantener los empleos y la red de locales, en un movimiento que redefine el mapa del fast food nacional.

Economía07 de octubre de 2025Alejandra LarreaAlejandra Larrea
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Burger King, una de las principales cadenas de comida rápida del país, atraviesa un proceso de venta que podría marcar un antes y un después en el negocio gastronómico argentino. El grupo mexicano que gestiona la franquicia decidió retirarse del mercado local, y un conglomerado nacional —vinculado a marcas de gastronomía y servicios— aparece como el principal interesado en quedarse con la operación.

La negociación incluye más de cien locales distribuidos en distintas provincias, además de los derechos de uso de marca, estructura logística y acuerdos laborales vigentes. Según trascendió, el acuerdo se encuentra en su etapa final y podría cerrarse en cuestión de semanas.

El movimiento se da en medio de un contexto de reconfiguración del sector: altos costos de importación, caída del consumo y presión sobre los márgenes de rentabilidad empujaron a varias multinacionales a revaluar sus estrategias en la región. En ese marco, Burger King Argentina representa una operación relevante por su tamaño, su capilaridad y su visibilidad de marca.

Un cambio de manos con acento local
El grupo argentino interesado en la compra, con trayectoria en el rubro gastronómico y retail, busca consolidar su posición en el segmento de comidas rápidas. La operación apunta a mantener la totalidad de los puestos de trabajo y garantizar continuidad operativa sin cierres de locales.

El nuevo operador planea conservar la identidad visual y los estándares internacionales de la marca, pero con una gestión más flexible y adaptada al mercado local. Entre las prioridades se destacan renegociar contratos de alquiler, revisar acuerdos con proveedores y aplicar un plan de mantenimiento de infraestructura para mejorar la experiencia del cliente.

Fuentes del sector señalan que la estrategia apunta a relocalizar el management y fortalecer la cadena de abastecimiento argentina, reduciendo la dependencia de insumos importados.

La salida del grupo mexicano
El retiro de la empresa extranjera responde a un proceso de ajuste regional que también incluyó ventas de operaciones en Chile y México. El objetivo es concentrar esfuerzos en mercados de mayor rentabilidad y reducir exposición en economías con alta volatilidad cambiaria.

En Argentina, la gestión había enfrentado dificultades logísticas y financieras agravadas por la inflación, los impuestos y la inestabilidad del tipo de cambio. Pese a mantener una marca reconocida y con fuerte presencia urbana, los costos operativos erosionaron sus márgenes.

El nuevo escenario abre la puerta a una administración más cercana al contexto argentino, con estructuras de decisión locales y mayor capacidad de adaptación.

Empleo y consumo en foco
Una de las claves del traspaso será la preservación de los empleos. Burger King emplea de forma directa a más de 3.500 personas en todo el país y genera miles de puestos indirectos en logística, limpieza, distribución y mantenimiento.

El comprador prevé sostener esa plantilla e incluso ampliar el número de locales a mediano plazo, apostando por un modelo más ágil y con foco en delivery y autoservicio. Además, la gestión local podría facilitar acuerdos con cadenas de insumos nacionales, reduciendo la exposición al dólar y mejorando la eficiencia operativa.

El consumo de comida rápida en Argentina mantiene niveles altos, aunque con cambios en los hábitos de gasto. Las promociones digitales, los combos compartidos y los menús de bajo costo se volvieron las herramientas clave para sostener la demanda en un contexto de ingresos ajustados.

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Qué representa este movimiento
El traspaso de Burger King Argentina simboliza una tendencia más amplia: la argentinización de las franquicias internacionales. La salida de casas matrices que buscan achicar riesgos abre espacio a empresarios locales con conocimiento del mercado, vocación de permanencia y estrategias más adaptadas a los vaivenes económicos.

La marca, reconocida por su competencia directa con McDonald’s, enfrenta el desafío de reinventarse sin perder su identidad global. El nuevo operador planea una modernización progresiva de locales, incorporación de tecnología en puntos de venta y rediseño del menú con opciones de productos más accesibles y de producción nacional.

El cambio de dueño no implica el fin de la franquicia, sino una nueva etapa de gestión. Con una marca consolidada y un consumidor habituado, el reto será sostener la calidad y la confianza del público argentino, en un rubro donde la fidelidad se construye bocado a bocado.

Una operación con impacto regional
La venta de Burger King Argentina se enmarca en un proceso más amplio de revisión de inversiones extranjeras en América Latina. Varias multinacionales del sector gastronómico evalúan replegarse o asociarse con actores locales, conscientes de que los ciclos económicos y los costos de importación demandan estructuras más livianas y decisiones más ágiles.

En este contexto, el desembarco de capital argentino en una marca global se percibe como un signo de madurez empresarial y confianza en el potencial del mercado interno.

La nueva administración prevé asumir el control operativo en los próximos meses. El anuncio oficial llegaría antes de fin de año, con un plan de inversión escalonado y una promesa concreta: “mantener el sabor, sumar gestión y apostar al trabajo argentino.”

 
 
 

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