Horror en Uruguay: hallaron muertos a los hermanos de 2 y 6 años y también al padre que los había secuestrado

Tras dos días de búsqueda, localizaron los cuerpos de los niños en el arroyo Don Esteban, en el departamento de Río Negro. En el mismo lugar apareció sin vida su padre, de 28 años, que era requerido por un episodio de violencia doméstica e incumplimiento de medidas cautelares.

Mundo06 de septiembre de 2025Alejandra LarreaAlejandra Larrea
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Horror en Uruguay.

Uruguay quedó conmocionado este sábado al confirmarse el peor desenlace: los hermanos de 2 y 6 años que habían sido raptados por su padre fueron hallados sin vida en el arroyo Don Esteban, a la altura del kilómetro 58 de la Ruta 20, en el departamento de Río Negro. En el mismo punto los equipos hallaron sumergido el vehículo en el que se habían desplazado y, a poca distancia, el cuerpo del progenitor, Andrés Morosini Rechoppa (28), principal sospechoso del caso.

La investigación se había activado a mitad de semana, cuando el hombre retiró a los niños de la vivienda familiar en Soriano y no los devolvió, pese a tener antecedentes y medidas vigentes por violencia de género. Desde entonces se desplegó un amplio operativo con participación de la Policía Nacional, unidades de Aviación Policial, Guardia Republicana con canes, Bomberos y Prefectura, además de la Policía Caminera, que peinaron rutas y cursos de agua en varios departamentos hasta dar con el rastro del auto.

El hallazgo confirmó la línea principal de trabajo: el rodado fue ubicado sumergido en el cauce del arroyo; los peritos y rescatistas trabajaron en condiciones complejas para recuperar los cuerpos y preservar evidencias. La Fiscalía dispuso pericias forenses, análisis mecánicos del vehículo y levantamiento de indicios en el lugar, a fin de reconstruir con precisión la cronología y la mecánica del hecho.

La tragedia puso bajo la lupa los protocolos de protección de la niñez y el funcionamiento de los sistemas de alerta en raptos parentales. En paralelo, altas autoridades del Ejecutivo expresaron dolor y autocrítica, reclamando una revisión integral de los circuitos de denuncia, de las medidas de restricción y del intercambio de información entre juzgados y fuerzas de seguridad para actuar con mayor rapidez en casos de violencia familiar.

Mientras se aguardan los informes médicos y técnicos, la causa continuará con declaraciones testimoniales, análisis de comunicaciones y recolección de cámaras en rutas y peajes. También se evaluarán antecedentes del agresor y el cumplimiento efectivo de las cautelares que pesaban en su contra. La madre de los niños permanece contenida por equipos psicosociales.

El caso deja una huella de dolor profundo y un llamado urgente a reforzar la prevención: detectar señales tempranas de riesgo, asegurar el cumplimiento estricto de medidas judiciales y coordinar sin fisuras la respuesta estatal cuando hay menores en juego.

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